El contrato psicológico: cómo aparece y qué pasa si se incumple
El contrato emocional o psicológico es la relación que existe entre un empleador y cada una de las personas de sus equipos. Se trata de un acuerdo no escrito que trata sobre las conductas y compromisos de ambas partes.
Para establecer una buena relación profesional, es necesario establecer unas pautas que recojan los valores, creencias y comportamientos personales de cada individuo de la organización.
¿Cómo aparece el contrato psicológico?
En 1960, el psicólogo Chris Argyris definió el contrato psicológico como “las percepciones de ambas partes de la relación laboral entre organización e individuo, de las obligaciones implícitas en la relación. […] Es el proceso social mediante el que se llega a esas percepciones”.
Posteriormente, en 1980, el psicólogo E.H. Schein lo define como “un conjunto de expectativas no escritas que operan en todo momento entre cada miembro de una organización y […] otros miembros de esa misma organización”.
Estas definiciones las complementan en el año 2000 los psicólogos L.J. Milward y P. Herriot. Establece que los dos elementos fundamentales en los contratos psicológicos son la reciprocidad y la naturaleza individual de aportación.
Como hemos visto, la descripción actual de contrato emocional toma conceptos históricos y los une: es la relación bidireccional entre la organización y cada persona de su equipo que tiene en cuenta expectativas, percepciones y valores.
Beneficios del contrato emocional
Este tipo de acuerdo puede presentar enormes beneficios para todos los integrantes de una organización y, por tanto, para el buen funcionamiento de la misma.
Beneficios para los equipos.
- Mejores relaciones laborales.
- Mayor motivación laboral.
- Mejora del estado de ánimo y el bienestar.
- Aumento del sentimiento de pertenencia.
- Satisfacción personal.
Beneficios para la organización
- Equipos más cohesivos.
- Mejora en procesos de comunicación.
- Aumento del rendimiento generalizado.
- Mejor conocimiento de aptitudes y capacidades de cada persona.
- Mejor employer branding.
Aspectos a tener en cuenta en un contrato psicológico
Aunque un contrato emocional no es un documento oficial, sí se deben considerar ciertos principios para asegurarse de que se están tocando todos los aspectos. Estos son algunos de los más importantes:
- Relación
Tanto la organización como las personas del equipo tienen expectativas de integración y/o crecimiento. Se espera que la organización proporcione un lugar cómodo que favorezca el desarrollo, y la empresa busca que las personas de su equipo puedan aportar al crecimiento de la empresa y convertirse en un componente de alto valor para la organización.
- Equilibrio
Cada persona del equipo espera que se le exija su cualificación, experiencia y retribución. Por otro lado, la empresa debe aportar una posición y unos beneficios acordes a las características, necesidades y objetivos de cada persona.
- Transacción
Existen unas expectativas sobre el salario y otros beneficios que la empresa pueda aportar, también llamado retribución flexible. Es necesario que todas las personas del equipo sientan que el intercambio de habilidades y horas por un salario y beneficios sientan que es justa y acorde a sus expectativas.
- Cambio
Cuando una persona cambia de posición en el trabajo, tanto esa persona como la empresa esperan que ese cambio suponga una mejora para ambos. La persona espera que ese cambio sea una progresión en su carrera, y la empresa espera que esta nueva persona asignada a una posición suponga una mejora con respecto a la persona que anteriormente ocupaba esa posición.
¿Qué pasa si se incumple?
La ruptura del contrato psicológico o emocional puede originarse por incumplimiento, cuando la organización o alguna persona del equipo rompe conscientemente los acuerdos establecidos, o por incongruencia, cuando ambas partes tienen una visión diferente acerca de algún tema importante para ambos.
Pero antes de llegar a la ruptura del acuerdo, se debe tener consciencia de que es posible resolver la mayoría de conflictos que pueden impactar sobre él. Para ello, es fundamental comunicar cualquier disconformidad, problema, o incluso duda que cualquiera de las dos partes tenga.
Muchos de los problemas tanto profesionales como personales vienen dados por una falta de comunicación. Si existe un conflicto persistente y no es un problema de comunicación, la solución más radical es romper el contrato laboral y finalizar toda relación entre la organización y la persona.
¿Cómo se puede crear o fortalecer un contrato psicológico?
Hemos recopilado una serie de buenas prácticas que todas las empresas pueden realizar para conseguir establecer contratos emocionales sólidos y beneficiosos tanto para el bien de la organización como para cada persona.
1. Empezar desde el principio
El contrato emocional se debe tratar en las primeras fases del reclutamiento. Ambas partes deben tener claras las expectativas y la relación que va a existir desde el principio.
2. Comunicación
Aunque parezca repetitivo, la comunicación es lo más importante. Se debe fomentar la libre expresión de problemas y frustraciones en el trabajo, siempre desde el respeto y con una intención constructiva.
3. Las personas no son máquinas
Una parte fundamental del contrato emocional es garantizar el bienestar emocional y físico de cada persona. Por eso, los responsables de equipos deben comprender que las personas necesitamos descansos, tenemos problemas personales, y no podemos ser tratados como números o simples piezas de un puzzle.
Este es un aspecto que nos toca muy de cerca en Mindgram. Nosotros ayudamos a organizaciones poniendo herramientas a disposición de los equipos para que mejoren su bienestar y salud mental.
La salud mental en el deporte profesional
Un caso de crisis en relación con la salud mental se ha hecho eco la semana pasada en el mundo del deporte debido a la retirada de la tenista profesional australiana Ashleig Barty. Se despide tras ganar quince títulos, el último de ellos hace tan sólo dos meses en el Abierto de Australia.
La salud mental en el caso de Ashleigh ‘Ash’ Barty
La que en ese momento era la actual número 1 de la clasificación mundial de tenis, Ash Barty, anunció este 22 de marzo de 2022 su retirada a los 25 años de edad tras haber estado compitiendo toda su vida en ese deporte. A sus espaldas, tres trofeos de Grand Slam individuales y uno en dobles.
Nadie del mundo del tenis se lo esperaba. Pero Ash declaró que era de las pocas cosas que estaba tan segura de tener que hacer en su vida. También ha manifestado públicamente que este tipo de crisis en lo que respecta a la salud mental están muy presente hoy en día y que les sucede a muchos de sus compañeros.
Señala que su éxito al ganar el campeonato de Wimbledon en 2021, «cambió mi perspectiva» porque tras haber alcanzado su más alta meta personal en el deporte, no se «sentía completamente satisfecha».
No es un caso aislado
Otro suceso muy mediático es el caso de Simone Biles en los Juegos Olímpicos de Tokio de 2021. La atleta de 24 años tras hacer un salto que obtuvo una de las puntuaciones más bajas de su carrera olímpica admitió que le afectó tanto que no pudo seguir y decidió no competir en la prueba de barras asimétricas. En una de sus declaraciones dijo: ‘’Desde que entro al tapiz, estoy yo sola, confrontando los demonios de mi cabeza… Debo hacer lo que es bueno para mi y concentrarme en mi salud mental y no comprometer mi bienestar’’. Unas declaraciones que impactaron y pusieron a debate todo lo relacionado sobre este tema.
En España un caso muy famoso es el de Rafael Muñoz Pérez. Es un deportista español que compitió en natación, especialista en el estilo mariposa. Batió el récord mundial de 50 mariposa y ganó dos bronces en el Mundial de Roma en 2009.
A la edad de 20 años, Rafael, trató de suicidarse en dos ocasiones, en el momento álgido de su carrera. Era una estrella a la que la fama y la presión se le echaron encima. A los 27 años finalmente se retiró y su vida cambió completamente a un trabajo totalmente distinto fuera del deporte.
En todas las entrevistas que ha dado siempre declaró lo mismo y es que nunca tuvo un apoyo psicológico que le ayudara a gestionar ni su éxito, ni la presión ni finalmente su retirada. Dedicaba más de 40 horas semanales a entrenar por lo que luego al retirarse no tenía ningún apoyo en su reinserción laboral.
Profesión, no afición
Son muchos los casos de personas muy mediáticas de sectores profesionales como el deporte, la música o de la actuación que aparecen repentinamente en la prensa declarando que su estado de salud mental se encuentra deteriorado y necesitan retirarse o tomar un largo descanso.
Se trata de personas que tienen una vida muy intensa y que aún con todos los recursos posibles a su alcance para ello, no han sabido dedicar tiempo a cuidar ni gestionar una parte tan importante de su vida como es el bienestar mental. A causa de esto, las consecuencias negativas se acentúan en el tiempo hasta llegar a estos casos de abandono.
El deporte es para muchas personas una simple afición. Pero para las que aparecen en estas noticias que hemos visto, el deporte principal que practican es su trabajo. Por tanto, para ellos no es una vía de escape como para los deportistas no profesionales.
De hecho pueden sufrir el mismo estrés laboral que alguien que va a la oficina. Incluso peor, es por eso que se debe atender y tratar a tiempo antes que se convierta en desgaste ocupacional.
La salud mental fuera de lo mediático
Todas estas noticias son solo una pequeña muestra de una triste realidad. Hay multitud de personas que no tienen una situación de bienestar mental adecuada que está ocasionada por sus trabajos y esto afecta tanto en su rendimiento profesional como en su vida personal.
Esto no es algo que ocurre solamente en personas adultas con una larga trayectoria laboral, sino que esto ocurre a cualquier edad, incluso en las más tempranas con trayectorias también cortas. Existen numerosos casos de personas muy jóvenes que sufren de burnout, y no sólo ocurre en deportistas profesionales.
A día de hoy, los datos nos dicen que entre el 11% y el 27% de los problemas de salud mental en España se pueden atribuir a las condiciones de trabajo, por otro lado, el 9% de la población tiene algún tipo de problema de salud mental y el 25% lo tendrá en algún momento de su vida, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La salud mental en el entorno profesional
Cualquier persona puede sufrir agotamiento mental producido por las cargas excesivas de trabajo, presión, u otras circunstancias. Este agotamiento puede hacerles abandonar el trabajo e incluso derivar en problemas graves de salud.
La prevención juega un papel igual de importante que la intervención una vez detectado este agotamiento. Ser capaces de detectarlo antes de que aparezca nos permite acabar con este agotamiento antes de que derive en problemas mayores.
Cada vez son más las organizaciones que se preocupan por el bienestar y salud mental de sus equipos. Para ello, realizan un seguimiento continuo con el fin de detectar cualquier problema y así ofrecer soluciones antes de que ese problema vaya a más.
La mejor forma de realizar este seguimiento y poder ayudarles es contar con herramientas de bienestar como Mindgram.
¿Por qué es importante cuidar la salud mental en el trabajo?
Por qué la salud mental en el trabajo es una relación win-win
Las empresas actuales cada vez consideran más el bienestar de sus empleados, contemplando la salud mental en el trabajo como una herramienta de demostrada eficacia que ayuda a la consecución del beneficio común. Pero para que la empresa obtenga sus objetivos es indispensable que sus trabajadores se encuentren en un entorno óptimo, en especial respecto a su salud mental.
Un empleado satisfecho es el mejor embajador de su marca: su capacidad de trabajo y sus logros le proporcionan una enorme satisfacción personal, sintiéndose parte de un equipo y sabiéndose apoyado y valorado. Por fortuna, las empresas han comprobado que a mayor nivel de satisfacción entre sus trabajadores, más rentabilidad obtienen.
Cómo cuidar la salud mental en el trabajo
Lejos ya de estructuras anticuadas, lo importante hoy en día son las personas que componen las organizaciones. Como parte implicada, ¿has pensado de qué formas puedes contribuir a que el clima laboral sea proactivo y agradable?
Relaciones interpersonales sanas
No es necesario ser los mejores amigos, con el mero hecho de fomentar un ambiente de respeto y cooperación se obtienen estimulantes resultados.
Higiene vital
Y no sólo en cuanto a limpieza de instalaciones, renovación de aire o higiene personal: entrometerse en las vidas privadas de tus compañeros ha de ser una línea roja a respetar.
Ergonomía
Un espacio cómodo de trabajo, una silla con refuerzo lumbar y una iluminación adecuada harán de tu puesto de trabajo un lugar cómodo en el que poder concentrarte y trabajar con eficacia.
Un método efectivo
¿Metodología agile o el pomodoro? Elige una forma de trabajo y esfuérzate en aplicarla, la constancia hará que obtengas resultados a corto plazo.
Pregúntate el por qué
Cuestiónate los procesos establecidos y enfócate siempre en sus puntos de mejora, para eliminar procesos innecesarios o duplicados.
Siempre en compañía
Porque Mindgram y su equipo de profesionales están a un clic de distancia para escuchar tus preocupaciones y ayudarte a orientar el foco hacia las respuestas.
Las cuatro claves de una plantilla motivada y feliz
Si te sientes parte de la empresa y quieres ayudar a su crecimiento, mantener una estupenda salud mental en el trabajo es la clave. Te facilitamos las claves para conseguir que el engranaje de la empresa se mantenga en movimiento:
- Detectamos puntos de fricción en nuestra organización e investigamos su origen para proporcionar una solución.
- Tenemos nuevas herramientas que nos ayudan a incrementar el grado de satisfacción personal de la plantilla.
- Aplicamos técnicas que nos ayudan a mantener el nivel óptimo en el clima laboral.
- Obtenemos cotas de productividad satisfactorias para el continuo crecimiento de nuestra organización.
Una entidad que no cuenta con recursos humanos saludables no puede obtener lo mejor de ellos. En el cada vez más competitivo mercado actual, la mediocridad afecta directamente en la supervivencia de la compañía. Por tanto, una de las mejores estrategias de crecimiento actuales es la de fomentar el bienestar psicológico en la plantilla.
Consecuencias de una baja productividad
Una persona estresada no está centrada en las actividades que realiza, por tanto aumenta la posibilidad de que cometa errores. El validar su trabajo requiere de un mayor grado de supervisión, lo que nos lleva a una menor efectividad, con peor calidad en el servicio y reduciendo la productividad de la empresa.
Hablamos ahora de la carga mental, que es sin duda un coste para la empresa: lastra tanto a las relaciones interpersonales como a las cifras de los balances de resultados. El proceso productivo se resiente al reducirse el tiempo efectivo de trabajo, reflejándose en bajas laborales. Por su parte, la persona trabajadora puede sufrir secuelas como angustia o ansiedad. Las consecuencias son nefastas: se produce un aumento del absentismo entre los trabajadores debido a problemas físicos o mentales. En esos empleados es difícil recuperar la predisposición y el espíritu de superación de las primeras etapas.
Burnout, cuando “estar quemado” deja de ser una expresión para ser un síndrome
El síndrome del burnout aparece en puestos que conllevan implicación emocional y relación con personas muy demandantes. Es un caso extremo de un deteriorado clima laboral. En esta situación encontramos a personas trabajadoras con desgaste emocional y agotamiento laboral. A él se llega como respuesta a una situación de estrés laboral crónico, con sensaciones de agotamiento y actitudes y sentimientos negativos.
Este estado es difícilmente recuperable y supone una grave pérdida para la empresa, ya que, tras haber formado y sostenido la trayectoria de grandes profesionales, los ve salir de su organización asumiendo la gran pérdida en capital humano y los profundos conocimientos que se pierden con su marcha.
El contar en tu organización con un programa integral de apoyo psicológico y desarrollo personal como Mindgram sin duda evitará llegar a esas fracturas tan dañinas para la organización y sus trabajadores.
Cómo prevenir situaciones de carga mental
La inversión en la salud mental en el trabajo, es decir, en detección es primordial para detectar y tratar las enfermedades que desarrollen los empleados ante una situación como la carga mental. Los síntomas que han de alertarnos son los problemas de atención, memoria, ansiedad, depresión y fatiga mental. La carga mental elevada en los trabajadores tiene influencias negativas para las organizaciones, y lo recomendable es actuar con eficacia ante la aparición y persistencia de alguno de estos síntomas.
Para reducir la carga mental que generan las tareas cotidianas, es muy importante la extrema claridad en las instrucciones dadas, habiendo tres ejes a trabajar:
- Cómo se percibe la información, ya que el receptor ha de entender los datos recibidos y poder repetirlos con claridad.
- Cómo se interpreta la información, para que el cerebro interprete y el cuerpo ejecute de la manera adecuada.
- Cómo se toman las decisiones, pudiendo elegir, entre varias alternativas, la más adecuada.
Factores estresores que elevan la carga mental
Las dos variables más importantes que causan fatiga y carga mental son la intensidad del trabajo a realizar y el tiempo en el que se ha de realizar esa tarea. Si las exigencias laborales exceden a la capacidad de la persona aparece el estrés. Si el nivel de exigencia mental de un trabajo requiere obtener soluciones mientras se reciben datos y se ha de retener o procesar información fluctuante tenemos otro factor estresor.
Otros factores estresores se encuentran en el reparto de la carga de trabajo a lo largo de la jornada, los momentos de sobrecarga y los horarios laborales, así como las relaciones interpersonales, los trabajos individuales o en equipo y el nivel de responsabilidad del puesto desempeñado.
Adicionalmente encontramos como estresores las relaciones familiares o sociales del trabajador además de las condiciones de trabajo externas, como el ruido, la temperatura, la humedad o la iluminación.
Consecuencias de una mala higiene laboral
La fatiga física aparece después de un sobreesfuerzo o tensión sostenida y se traduce en una menor capacidad de respuesta y una reducción de la actividad, afectando a la persona tanto a nivel físico como psíquico.
Las organizaciones cuentan con herramientas para prevenir y minimizar los efectos del cansancio físico en los trabajadores, entre ellas la educación postural y los protocolos en ergonomía, por ejemplo, en el uso de pantallas de datos. Sea fatiga física o mental y estando el trabajador sometido a una tensión sostenida en el tiempo, las posibilidades de una baja médica aumentan de forma exponencial.
Una adecuada estrategia preventiva, que vigile la salud mental de los trabajadores, es un factor clave que reduce el absentismo e incrementa la satisfacción personal y los ratios de productividad en la misma proporción.
¿Cómo proteger a los trabajadores del desgaste ocupacional?
¿Sabes que en España más de 50% de los trabajadores ha experimentado los síntomas del desgaste ocupacional “burnout” (STADA, 2019) y casi 1 de cada 4 trabajadores toma tranquilizantes para lidiar con el aumento del estrés (Encuesta COTS, 2021)?
El agotamiento laboral está relacionado con el entorno laboral y es, sobre todo, el resultado de un estrés crónico . Puede producirse si el trabajo no da satisfacción y el trabajador se siente agobiado por las tareas, o si deja de desarrollarse profesionalmente. El trabajo que antes le aportaba satisfacción ahora le causa irritación. Por ese motivo el empleado puede incluso llegar a experimentar la sensación de pérdida emocional.
La vida ajetreada, la cultura del trabajo online y la prolongada pandemia, debilitan a las personas física y mentalmente. El exceso de obligaciones y las jornadas laborales cada vez más largas pasan factura. Una sensación de cansancio creciente está acompañada por el miedo a perder el trabajo o no poder pagar el alquiler y la hipoteca. Las madres y padres trabajadores tienen que hacer malabares con sus roles, carreras profesionales, el cuidado de los hijos y la casa. Se trabaja en un entorno donde el estrés y la ansiedad pueden ser extremadamente elevados. Esta constante y prolongada presión puede conducir al desgaste físico y emocional .
Sin duda alguna, la pandemia favorece los síntomas del agotamiento en los trabajadores. A pesar de que al principio se observaba un esfuerzo elevado en relación con coordinar equipos en la nueva realidad, después de un par de meses en la crisis, el trabajar bajo tanta presión ha tenido sus consecuencias.
Hay que señalar que el estrés y la ansiedad no desaparecen así de fácil . Los empleadores deben enfocarse en la prevención del desgaste ocupacional y proporcionar ayuda a los que ya sufren los efectos de la crisis pospandémica.
El informe «¿Cómo proteger a los trabajadores del desgaste ocupacional?» elaborado por un grupo de analistas de Mindgram incluye la información más actual relacionada con el desgaste ocupacional. Encontrarás las respuestas a las siguientes preguntas:
- ¿Qué es el desgaste ocupacional y cuáles son sus síntomas?
- ¿Qué causa este síndrome?
- ¿Qué consecuencias supone el desgaste ocupacional para el empleador?
- ¿Es el empleador el responsable de la prevención del desgaste ocupacional?
- ¿Qué acciones pueden cheese realizadas por las organizaciones para proteger a los trabajadores del desgaste?
Agotamiento laboral: qué es y cómo se manifiesta
El desgaste laboral: este es el nombre del estado de agotamiento emocional, mental y, a menudo, físico, causado por un estrés prolongado, persistente y repetido relacionado con estar atrapado en una situación agotadora que excede nuestros recursos de aguante. La mayoría de las veces hablamos del agotamiento en un contexto profesional, pero puede ocurrir en otras áreas de la vida, como la paternidad, el cuidado de una persona discapacitada, el matrimonio infeliz o el confinamiento relacionado con la pandemia actual.
El desgaste que más a menudo nos ocurre es sin duda el que se produce en el ámbito laboral. Herbert Freudenberger utilizó por primera vez el término «desgaste laboral» en 1974 en su libro «Burnout: The High Cost of High Achievement». Explicó que se trata de «la extinción de la motivación de una persona para realizar las tareas que se le encomiendan, que suele ocurrir cuando la dedicación y la conciencia no dan los resultados esperados». Hoy en día se asume que el agotamiento laboral es el resultado de la falta de higiene laboral, las horas extras constantes, la fatiga asociada con el exceso de tareas y la imposibilidad de mantener un equilibrio adecuado entre el trabajo y la vida.
Lo que muy a menudo lleva a las personas a estar profundamente deprimidas y desanimadas (es decir, manifestaciones axiales de agotamiento laboral) es la sensación de apoyo nulo por parte de su supervisor o compañeros de trabajo y la realización de tareas que son demasiado extenuantes, difíciles, aburridas o sin sentido. Cuando una persona no recibe suficiente apoyo de los demás y además siente que su trabajo no cumple con su vocación, aumenta el riesgo de que en cualquier momento pueda sentirse agotada profesionalmente.
Como psicoterapeuta, puedo deducir de las observaciones con mis pacientes que las personas que más frecuentemente se sienten agotadas son aquellas cuyo trabajo consiste en el contacto directo con otras personas, por ejemplo, aquellas que trabajan dando apoyo o ayudando a los demás (educadores, trabajadores sociales, trabajadores de ONG, psicólogos o médicos). Sin embargo, la prof.ª Helena Sęk, una destacada investigadora y psicóloga polaca de la salud confirma que absolutamente cualquier trabajo puede causarnos desgaste laboral, si en nuestro trabajo adoptamos y practicamos estrategias no constructivas para lidiar con el estrés a largo plazo. Curiosamente, resulta que incluso los jóvenes con poca experiencia profesional también pueden sufrirlo.
¿Son los factores organizativos y las malas condiciones laborales la causa del desgaste ocupacional? Los investigadores llevan años observando esta posición, asumiendo que el hecho de que una misma profesión pueda causar desgaste laboral en una persona y no en otra, demuestra lo importantes que son, además de los factores profesionales, los rasgos específicos de personalidad y la capacidad antes mencionada para manejar la tensión. Los rasgos de personalidad que predisponen al agotamiento son: depresión, baja susceptibilidad al estrés y alta reactividad emocional.
Coloquialmente, se puede definir el agotamiento laboral como un estado de completa aversión al trabajo. Sin embargo, el desgaste es una especie de proceso a lo largo del tiempo. Al principio, a la persona afectada le gusta venir a trabajar y le gusta su trabajo. Si se involucra, podría incluso sentir la necesidad de permanecer en él el mayor tiempo posible, dándolo todo de sí misma y por culpa de eso, descuidar su vida familiar. El desgaste laboral afecta muy a menudo a aquellas personas que han estado enamoradas de su trabajo durante muchos meses o incluso años. Tan enamoradas que se pasaban los días enteros trabajando, descuidando a sus familias y amigos, a cambio de nuevas y emocionantes tareas. Muchas de las historias de los pacientes empiezan de esa manera. Al principio el trabajo era su pasión, su misión y su sueño hecho realidad.
Solo después de un tiempo, las mismas personas que antes estaban completamente comprometidas se dan cuenta de que el trabajo ya ha ocupado todo el espacio de su vida. Empiezan a sentir una especie de vacío, un cansancio muy difícil de calmar. El comienzo del desgaste laboral es el agotamiento emocional. Una sensación de cansancio que no desaparece; la sensación de que toda actividad profesional es agobiante y que nada te da el descanso que mereces. Si el trabajador no reacciona a tiempo, entra en la segunda etapa del desgaste: la despersonalización y el cinismo. En este estado, el cansancio ya no lo abandona, y además, comienza a distanciarse de otras personas, y rompe todos los lazos emocionales con las personas con las que tuvo contacto profesional.
Trabaja sin ganas, se le nota ausente e indiferente. Otros pueden pensar que ha dejado de preocuparse por todo, que ha caído en una rutina, o incluso que le faltan tareas y compromiso (¡pero si antes estaba tan comprometido con su trabajo!). Tal comportamiento es el resultado de una angustiosa sensación de insatisfacción con el trabajo. La etapa final del agotamiento es el sentimiento de incompetencia y negación de sus logros. Empezamos a dudar de nosotros mismos y sentimos que la forma en la que cumplimos con nuestros deberes es patética, incorrecta, inútil. A pesar de los elogios y nuestros éxitos, nuestras experiencias y habilidades, sentimos que nuestra carrera es solo un cúmulo de coincidencias y casualidades, un error. Por desgracia, ese sentimiento hace que poco a poco dejamos de esforzarnos, cometemos errores, se nos acumulan las tareas y nos sentimos impotentes. Perdemos completamente el control sobre nuestro trabajo.
El desgaste laboral, por supuesto, es mejor prevenirlo que tratarlo más tarde. La profilaxis eficaz parece estar elaborando métodos para combatir el estrés, porque el desgaste comienza justo en el momento en que el estrés se apodera de nosotros. La acción es de gran ayuda en esta lucha. No solo el descanso pasivo, sino también el ejercicio u otras actividades que nos relajarían, como hacer deporte, tener un hobby, practicar meditación y yoga o participar en talleres de desarrollo profesional. De esta manera podremos romper con el estrés y desconectar de la rutina profesional.
Sin embargo, con solo la relajación no siempre es suficiente. Si la relajación y el autocontrol no ayudan, conviene buscar la ayuda profesional de un psicólogo/psicoterapeuta que pueda mostrarnos cómo lidiar con la tensión y manejar las emociones que nos resultan insoportables. También puede ayudarnos a determinar qué cambios de carrera debemos implementar para volver a sentirnos satisfechos con nosotros mismos. Vale la pena hacerlo, porque pasamos en el trabajo una parte tan grande de nuestra vida que definitivamente merecemos vivir esa parte de nuestro tiempo de forma feliz… Hay que decir sin rodeos que muchas veces «esa forma feliz» se reduce a la necesidad de cambiar de sector. Pero a menudo es suficiente con cambiar la tarea o nuestros hábitos de vez en cuando, para poder sonreír de nuevo al pensar en el trabajo, y no amargarse en un sentimiento de desánimo.