Luchar contra el síndrome postvacacional

El síndrome postvacacional está relacionado con el paso del período vacacional a la vida profesional. Es decir, con volver a la realidad tras una época de descanso.

Lee Hecht Harrison, división del Grupo Adecco y líder global en el acompañamiento a las organizaciones en sus procesos de transformación (‘Workforce Transformation’) En una encuesta realizada en 2019 estableció que el 41% de los trabajadores en España sufre síndrome postvacacional al reincorporarse a su puesto tras el verano, lo que supone un incremento de 4 puntos porcentuales respecto a al año anterior (2018).

Este año 2022 es el primer año en el que estamos libres de restricciones desde el inicio de la pandemia por lo que se espera que estos números relacionados con el síndrome postvacacional crezcan considerablemente. 

El síndrome postvacacional es característico de los países en los que es habitual que los trabajadores disfruten de largos periodos vacacionales, como es el caso de España, donde el descanso anual se concentra fundamentalmente en los meses de verano.

Antes de hablar en profundidad sobre este síndrome debemos saber exactamente en qué consiste.

¿Qué es el síndrome postvacacional? 

El síndrome postvacacional es el estado de ánimo que se manifiesta tanto de manera física como psicológica durante el proceso de adaptación a la rutina de trabajo tras un largo periodo de vacaciones. En ocasiones esta situación de negatividad es debido a su mala situación en su puesto de trabajo. 

Para muchas personas el tiempo de descanso del que han disfrutado para desconectar se transforma en un estado depresivo cuando toca volver a la rutina. 

El rendimiento, la motivación o el interés en los primeros días pueden ser un poco más bajos de lo habitual. Que tus equipos tengan una reacción de estrés al incorporarse al trabajo es una situación que podemos considerar normal y que se diluye con el paso de los días.

Sin embargo, para otras personas esta situación puede afectarles de manera mucho más grave y presentar una serie de trastornos mucho más serios para su salud.

Síntomas del síndrome postvacacional 

El síndrome postvacacional tiene una serie de síntomas que son muy fáciles de identificar y que por lo general se dan siempre en los primeros días que se vuelve a la rutina, en ocasiones pueden darse días previos pero es menos frecuente.

Los síntomas más característicos de este síndrome postvacacional son:

  • Tristeza
  • Apatía 
  • Dificultad para dormir
  • Falta de energía 
  • Falta de concentración
  • Nerviosismo
  • Problemas estomacales

Estos son los primeros síntomas más comunes. Si no se vigilan y no se tratan a tiempo, pueden desencadenar en ataques de ansiedad, e incluso en depresión o burnout.

Es importante conocer las causas que provocan este síndrome para poder evitarlas, y aprender a distinguir los primeros síntomas para evitar su propagación y evolución.

A continuación, te hablamos en profundidad sobre cuáles son las causas del síndrome postvacacional y cómo puedes evitar que esto te pase en tu organización

Causas del síndrome postvacacional 

La causa principal del síndrome postvacacional es la vuelta al trabajo después de un período relativamente largo de vacaciones. Pero no es la única causa.

En ocasiones, el síndrome de burnout se disfraza de síndrome postvacacional, ya que se hace más evidente con la vuelta al trabajo. Por mucho que se apliquen estrategias para mejorar el período de adaptación, estas no funcionarán al tratarse de un problema más profundo.

Facilitar la vuelta al trabajo es fundamental para minimizar el impacto del síndrome postvacacional. Pero también es muy importante prestar atención al bienestar de los equipos en el entorno laboral durante todo el año.

Cómo prevenir el síndrome postvacacional en tu organización

Es complicado eliminar por completo el sentimiento de tristeza o nostalgia que produce abandonar el lugar donde se ha estado de vacaciones cuando toca cambiarlo por el de trabajo. Pero existen multitud de recursos para minimizar el impacto de volver al día a día en el trabajo, para ayudar a los equipos a tener un período de adaptación.

Estas son algunas recomendaciones para ayudar a tu equipo a llevar mejor la vuelta al trabajo.

 Modificar la jornada laboral

Hay empresas que en los meses de verano establecen la jornada intensiva. La duración de esta jornada procura que la finalización de la jornada laboral sea más temprana al igual que la entrada. Un ejemplo sería entrar a las 7:00h de la mañana para salir a las 14:00h. 

Implantar esta medida produce muchos beneficios ya que además de ayudar a combatir el síndrome postvacacional ayuda a que los trabajadores tengan una situación laboral en verano mucho más cómoda, aunque esto también es aplicable en la temporada estival. Aplicar esta modificación en la jornada laboral se traduce en beneficios tales como; mejora en la conciliación de la vida familiar y laboral, aumento de la productividad, mayor motivación…

Teletrabajo

Implementar la opción de teletrabajo durante varios días a la semana ayudará a que el cambio drástico de volver a la oficina tantos días seguidos no sea tan duro para los trabajadores. Además el teletrabajo permite que exista una mayor facilidad a la hora de conciliar la vida laboral con la personal y familiar por lo que los niveles de estrés consecuencia de esta vuelta vacacional al trabajo es más fácil de gestionar junto con la flexibilidad horaria que esto también aporta. 

Incentivar a practicar deporte

La vuelta a la rutina según los expertos siempre es recomendable acompañarla de alguna actividad física. Esto es debido a que ayuda a reducir el estrés y a la vez mantiene la mente despejada. La empresa debe promover que sus equipos realicen actividades de este tipo para minimizar los síntomas del síndrome postvacacional. Al hacer ejercicio el cuerpo libera endorfinas, conocidas también como las hormonas de la felicidad,  aportando al sistema una sensación general de bienestar. Esto hará que disminuya la tensión nerviosa y que la negatividad desaparezca. y además de mejorar su estado físico y mental.

Cargas de trabajo moderadas

Una de las principales razones por las que el síndrome postvacacional afecta a las personas es debido a las grandes cargas de trabajo con las que se encuentran al volver a la oficina. 

Es recomendable no cargar excesivamente de trabajo a tus equipos desde el primer día porque se correrá el riesgo de hacerles sufrir de estrés, de ansiedad y de desmotivación. Una idea es dedicar los primeros días a organizar las tareas, los correos electrónicos o los asuntos pendientes y no querer abarcarlo todo desde el principio. Se puede establecer también un calendario que planifique los tiempos y poco a poco ir eliminando las tareas ya realizadas. Esto dará sensación de bienestar y ánimos para continuar.

Herramientas para el bienestar

Es recomendable que las empresas pongan a disposición de los equipos herramientas que les ayuden a gestionar el descanso, técnicas de meditación o consejos para la organización de su día a día. Que las empresas se preocupen por instaurar hábitos saludables en la vida de sus equipos ayudará a formar organizaciones fuertes. 

 

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Psicoterapia, ¿qué es y cómo puede ayudar a los empleados?

Los orígenes de la actual psicoterapia se remontan a la antigua Grecia, pues el aforismo “Conócete a ti mismo” que estaba inscrito en el templo de Apolo, ya hablaba de desarrollo o trabajo personal. Esta famosa sentencia atribuida a Heráclito, Sócrates, Pitágoras, o incluso a Aristóteles o Platón, tiene su importancia en el hecho de que invita a explorar el interior.

De esta introspección, parte la herramienta básica que es la terapia psicológica, la cual utiliza el diálogo entre terapeuta y paciente para ayudar a superar traumas, bloqueos y situaciones de ansiedad, estrés o dolor emocional. Situaciones muy comunes en la sociedad actual y que se han puesto de manifiesto de manera ineludible en el ámbito laboral.

La crisis sanitaria y la salud psicológica en el trabajo

La pandemia ha hecho que muchos empleados hayan tenido que asumir nuevos retos: una mayor autonomía debido al teletrabajo, más carga y tiempo en la jornada laboral, y también mayor aislamiento social. Estos factores, unidos a la situación global de la crisis sanitaria han contribuido a que un alto porcentaje de la población activa esté manifestando síntomas de ansiedad, agotamiento mental, incertidumbre, soledad crónica y miedo al regreso al trabajo presencial.

Se trata de una situación que afecta al 42% de los trabajadores españoles, según el Primer Estudio Global realizado por AfforHealth sobre el “Impacto del COVID-19 en la salud psicológica de los trabajadores en España”. Este estudio revela que un 28% de los encuestados afirma que su salud ha empeorado, mientras que un 68% de los mismos manifiesta padecer problemas de ansiedad y depresión.

Con estos datos en la mano, es lógico pensar que, para la vuelta al trabajo de manera presencial, las empresas se vean en la necesidad de ofrecer apoyo psicológico a los empleados. La protección y el acompañamiento en este sentido es fundamental para prevenir los riesgos psicosociales que pudieran derivarse de esta situación.

En este sentido, la psicoterapia en el trabajo se orienta hacia la recuperación psicológica. El objetivo de la terapia es que el trabajador o trabajadora recupere su capacidad de toma de decisiones, su estabilidad emocional y su seguridad personal. Pueden tratarse todo tipo de trastornos emocionales como la ansiedad, el estrés o la depresión, pero también problemas específicos del entorno laboral como el mobbing o el síndrome de burnout.

Cómo ayuda la psicoterapia en la empresa

Además de ayudar a los trabajadores a gestionar su estrés, o cualquier tipo de problema o trastorno emocional, la figura del psicólogo en la empresa también puede ayudar a detectar qué fuente de problemas existen. De esta manera se puede descubrir cuál es el tipo de trabajo donde se sufre más estrés o bajo qué tareas el empleado se siente más presionado.

Con esta visión y análisis de la situación se podrán detectar mejor los riesgos psicosociales existentes, lo que ayudará a la empresa a detectar áreas de mejora en pro de los trabajadores. Pero existen varios motivos más por los que la psicoterapia es beneficiosa en las empresas y debe formar parte desde ya de cualquier compañía:

Se mejora la productividad. Los empleados que consiguen tener una situación mental más sana pueden rendir más en el trabajo. Es una cuestión de sentido común, ya que una persona con menos problemas emocionales y mayor paz mental, podrá prestar más atención a las tareas que realiza, consiguiendo mejorar su productividad.

Se mejora el espíritu de equipo. La psicología aplicada al trabajo consigue mejorar el ambiente laboral y con ello el espíritu de equipo. Gracias a diversas técnicas se puede mejorar los vínculos profesionales y trazar mejores relaciones laborales. Así, un ambiente laboral sano hará posible que los empleados trabajen más a gusto y mejor, lo cual repercute positivamente también en la productividad.

Por otra parte, los trabajadores se sentirán más valorados por la empresa si ven que esta se preocupa por su salud psicológica. Porque evidentemente, no solo las empresas salen beneficiadas, sino que son los empleados los primeros en notar sus beneficios. Ahora bien, ¿qué es la psicoterapia y cómo puede ayudar a una persona?

Qué es y cómo ayuda la psicoterapia

La psicoterapia se puede entender como el tratamiento cuyo objetivo es facilitar un cambio psicológico y aliviar los síntomas que producen sufrimiento en una persona. Esta terapia propicia cambios coherentes con los objetivos que desea alcanzar dicha persona. Podría decirse que proporciona orden al caos, posibilitando la comprensión de ideas y acciones que antes habían sido confusas.

Con ella se consigue un gran alivio, puesto que se prepara a la persona para afrontar ansiedades y tensiones que habían sido evitadas. También conduce a nuevas oportunidades para aprender modos diferentes de pensar, sentir y actuar. Lo más importante es que hace que la sensación de malestar vaya dejando paso de forma progresiva a una sensación de dominio y control personal.

Hay que aclarar también que existen muchos tipos de psicoterapia, cada una con su enfoque. El tipo de psicoterapia que es adecuada para cada persona depende del individuo  y de la situación particular. Puede darse un enfoque cognitivo, cognitivo conductual, psicoanalítico, psicodinámico, experiencial, racional emotivo, o aplicarse técnicas de psicoterapia Gestalt. También existe la terapia breve o estratégica, y más recientemente la atención plena o mindfulness

Quien dirija la terapia será quien decida qué enfoque será el más adecuado para la situación que se le plantea, pues cada persona y cada circunstancia puede responder mejor a un tipo de terapia u otro. Sea como fuere, lo que sí queda claro es que el diálogo que se produce entre paciente y terapeuta facilita el proceso de curación y recuperación emocional de la persona afectada, de ahí su importancia.

Basándose precisamente en la importancia de la salud psicológica y emocional de las personas, los profesionales de Mindgram trabajan desde diferentes enfoques terapéuticos para conseguir los mejores resultados. La medicina del estilo de vida y la neurociencia también forman parte del conjunto de herramientas con los que construir una organización mentalmente fuerte.

Mindfulness: qué es y cómo practicar la atención plena

El mindfulness o atención plena es una técnica milenaria que consiste en observar la realidad en el momento presente sin emitir juicio alguno. Pero esa realidad no es sólo externa, sino también interna, pues incluye asimismo la observación objetiva de los pensamientos y sensaciones propias.

Originario de antiguas prácticas budistas, llegó a Occidente en los años 60 a través de un médico llamado Jon Kabat-Zinn. Este doctor, que estudió meditación budista en la India, fundó un programa de reducción del estrés a su vuelta a Estados Unidos y lo llamó mindfulness.

Así, esta forma de estar “aquí y ahora” contempla los dos primeros, de los tres pilares básicos de la meditación budista: Ser consciente del momento presente, observar lo que se siente, piensa y ocurre sin juzgar; y aprender a sentir compasión por uno mismo y el resto de seres vivos.

¿Cómo practicar la atención plena?

Si bien, el mindfulness utiliza la meditación como una de las técnicas para conseguir su objetivo, no es necesario entrar en un estado meditativo para alcanzar la atención plena. No obstante, con tres sencillos pasos que se pueden realizar en cualquier lugar se consigue estar en el aquí y el ahora:

 

  • Prestando atención a la respiración. Una de las principales formas de entrar a la atención plena es siendo conscientes del flujo de la respiración sin tratar de darle un ritmo o modificarla, simplemente observándola.

 

  • Observando los pensamientos. Observar los propios pensamientos puede parecer al principio bastante complicado, puesto que la mente nunca deja de estar activa, por eso es imposible dejar la mente en blanco, ese no es el objetivo.  El propósito de esta técnica de mindfulness es dejar a los pensamientos fluir libremente sin juzgarlos, pero sin seguirlos, es decir, ser conscientes de ellos, pero “verlos pasar” sin emitir ningún juicio o dejarse llevar por su contenido.

 

  • Atención plena durante cualquier tarea. Mientras se lavan los platos, se come, se va camino del trabajo, o se está trabajando, la idea es concentrarse por completo en la tarea que se está realizando.  Con ello se evita que la mente divague de un lado a otro mientras se está atendiendo a algo en concreto, así se logra una coherencia completa, donde se está completamente en el momento presente. Esto trae armonía, equilibrio, enfoque y paz mental.

 Lo que dice la ciencia sobre el mindfulness

Diversas investigaciones científicas han demostrado que incluir el mindfulness en la vida diaria trae consigo efectos positivos en la salud y el bienestar, tanto física como psicológico. También tiene efectos en el ámbito de la atención, así como en el plano emocional y afectivo.

Actualmente, hay más de 400 estudios sobre mindfulness, solo por citar algunos más recientes: Martín-Asuero y cols. (2013): Evaluación de la efectividad de un programa de Mindfulness para reducir el Burnout en profesionales de Atención Primaria. Gaceta Sanitaria.  O este otro de Moix, Kovacs, Martín y cols. (2011): Catastrophizing, State Anxiety, Anger, and Depressive Symptoms Do Not Correlate with Disability.

Además, la práctica regular de la atención plena trae consigo un claro efecto a nivel de empatía y compasión, desarrollando en las personas que la practican, la capacidad de crear mejores conexiones interpersonales y vínculos más duraderos y significativos, tanto consigo mismos como con los que les rodean.

Por otra parte, algunas investigaciones neurocientíficas sugieren que la práctica de la atención plena apoya las conexiones entre la amígdala y la corteza prefrontal, la responsable de regular la expresión de los pensamientos, emociones y acciones. “Una conexión fuerte entre la corteza prefrontal y la amígdala nos protege de los efectos dañinos del estrés y de la ansiedad

En la práctica, lo que experimenta una persona con el mindfulness es una conexión muy estrecha consigo mismo, con su cuerpo, con su mente y con sus emociones. Es por ello que se convierte en una práctica imprescindible para quienes desean gestionar correctamente sus pensamientos y emociones.

Al practicar mindfulness se consigue ver el mundo desde otra perspectiva, como un observador que ve todo cuanto acontece dentro y fuera, de este modo las personas se vuelven más conscientes de lo que sienten y piensan. Esto, a su vez, les dará mayor capacidad para alinear los pensamientos y sentimientos con cualquier propósito que se tenga en la vida.

Pasos para practicar mindfulness

Es recomendable empezar a practicar la atención plena durante algunos minutos al día e ir ampliando el tiempo hasta el ideal de 30 minutos diarios. Hay que ser perseverante, no abandonar si no se notan cambios al principio e intentar no avanzar demasiado rápido. Tener paciencia es esencial, así como no tener expectativas.

 

  1. Encontrar un momento tranquilo: Puede ser por la mañana, justo después de despertarse, antes de irse a dormir, después de comer, a mitad de la tarde, etc. Cada quien tiene que encontrar su momento.

 

  1. Escoger un ambiente o sitio relajado: Preferiblemente, sobre todo al principio es conveniente practicar en un espacio libre de ruidos y distractores externas, con una temperatura adecuada. 

 

  1. Ropa cómoda y postura confortable. Lo ideal sería estar en posición sentada con la espalda recta para no obstaculizar la respiración, pero también puede ser tumbada.

 

  1. Centrarse en la respiración. Hay que observar cómo el aire entra por las fosas nasales hacia los pulmones llenando de oxígeno todo el cuerpo y cómo sale de nuevo por la nariz. En cuanto la mente se distraiga, hay que llevar de nuevo suavemente la atención a la respiración.

 

  1. Permitir que aparezcan libremente pensamientos y emociones. Es fundamental mantener una actitud neutral, no juzgar los pensamientos o emociones como buenas o malas, simplemente percibirlas y observarlas de manera impersonal.

 

Siguiendo estos sencillos pasos cada día, se conseguirá crear un espacio donde aquietar la mente y las emociones, reduciendo así el estrés y la ansiedad, lo que a su vez traerá consigo una forma de reaccionar menos compulsiva, por eso Mindgram incluye el mindfulness entre sus métodos para proteger la salud mental en las empresas.

La soledad: ¿cómo entenderla y afrontarla?

La soledad forma parte de la experiencia humana desde siempre, sin embargo, no es objeto de estudio hasta la década de los 50, cuando se define como una experiencia o sentimiento desagradable relacionado con la necesidad/carencia de intimidad con otras personas.

Posteriormente, ya en los 70, se produce un mayor interés por esta emoción tan buscada como rehuida, y surgen estudios más profundos como los de Weiss en 1974, que define la soledad como “la ausencia percibida de relaciones sociales satisfactorias”.

Pero, fue en los 80 cuando empezó a ser un tema de investigación empírica, creándose escalas de medición de este sentimiento. Así, la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), enfatiza componentes cognitivos y emotivos en su escala de medición. El aspecto cognitivo es la conclusión personal de tener menos relaciones interpersonales y el componente emocional es el tono negativo asociado a esta conclusión.

Entender y afrontar la soledad

Estar o sentirse solo o sola es una experiencia que forma parte de todas las culturas, podría decirse que forma parte de la vida, pero al hacerse crónica puede tener graves consecuencias psicológicas e incluso físicas, ya que la falta de integración social, es incompatible con el bienestar personal.

Ahora bien, una cosa es la soledad buscada o voluntaria y otra bien distinta es la impuesta o no deseada. En este sentido, los investigadores de la UCLA, mencionada anteriormente, señalan dos características esenciales de la soledad: Conlleva deficiencias en las relaciones sociales y representa una experiencia subjetiva.

Partiendo de esta definición, sobre todo, tomando en cuenta el hecho de que se trata de una vivencia subjetiva y no necesariamente sinónimo de aislamiento social, ya que una persona puede estar sola sin sentirse solitaria o sentirse sola cuando está rodeada de otras personas.

Por otra parte, en la teoría de Weiss, el apego es la base de la soledad emocional. Según este autor, “las personas que pierden su figura de apego, sea por la razón que sea, podrían experimentar soledad emocional, aunque no necesariamente soledad social”.

Un ejemplo de esta teoría es el vínculo creado entre dos personas adultas: el vínculo amoroso es el más común, aunque un amigo muy cercano también puede ocupar ese lugar. Cuando se produce la ausencia de esa figura puede aparecer la soledad emocional. No obstante, la prevalencia de este tipo de soledad, varía de acuerdo al estilo de apego: quienes tienen un estilo inseguro experimentarán más esta emoción.

En cuanto a la soledad social, numerosos estudios (Glauser & Richmond, 1994; Rokach, 1996; Brown, 1978) han evidenciado la relación directa entre salud y apoyo social. La falta de contacto social puede influir negativamente en la salud mental propiciando estados de depresión y ansiedad.

De la misma manera, la soledad está directamente relacionada con el abuso de drogas, las enfermedades psicosomáticas, el alcoholismo, la hostilidad hacia otras personas y el suicidio. Por todo ello, es importante saber afrontar esta vivencia de forma que se eviten sus nefastas consecuencias.

Cómo manejar la soledad de forma positiva

Ya sea social (carencia de relaciones sociales) o emocional (ausencia de relaciones significativas), esta experiencia afecta a la salud física y mental de las personas. No solo produce tristeza y depresión, sino que también empeora la salud física aumentando el cortisol y debilitando el sistema inmune.

En una sociedad cada vez más digitalizada, a pesar de que la tecnología ha proporcionado mayor conectividad, sin embargo, este sentimiento ha crecido exponencialmente y sigue en aumento. Entonces, ¿qué se puede hacer para manejar una soledad no deseada?

Reconocer la emoción y aceptarla

Para poder afrontar este sentimiento de manera constructiva, el primer paso es reconocerlo. La soledad nos avisa de que, o bien, hay necesidades relacionales no cubiertas, o bien se está atravesando una situación de pérdida o vacío. Aceptar esta emoción libera gran parte de su peso y abre la puerta a un cambio positivo.

Comprender la soledad

Identificar, nombrar y definir lo que se está sintiendo ayuda a gestionar la emoción y a decidir qué se va a hacer con eso. Para poder llevar a cabo los cambios necesarios para dejar de sentir la soledad como algo negativo hay que ser capaz de analizarla y expresarla. Si se oculta o reprime, solo se está consiguiendo magnificarla y hacerla crónica.

Tener paciencia

Como ocurre con cualquier otra emoción (ira, rabia, tristeza, miedo) la soledad requiere de un proceso para ser liberada. En dicho proceso se pasará por diferentes etapas hasta que llegue el momento de soltarla sin juzgar, pero antes se ha de pensar, analizar, y tratar de resolver dicha vivencia de la mejor manera posible.

Mantenerse en movimiento

A pesar de que se trata de un sentimiento incómodo, no es buena idea dejar que nos paralice. Hay que continuar realizando esas actividades que nos gustan: el arte, el cine, la literatura, el deporte, no hay que renunciar a nada de ello, más bien al contrario. Encerrarnos con nuestro sentimiento de soledad solamente consigue empeorar la situación.

Contar con ayuda

Si llega un momento en el que el sentimiento de soledad es tan abrumador que se tiene la sensación de estar a punto de caer en una depresión, lo mejor es buscar ayuda. La terapia psicológica proveerá de recursos personales para efectuar cambios eficaces y aliviar la tensión emocional y mental.

Aprender a disfrutar de la propia compañía

La soledad, si no se evita, puede ser una oportunidad única para tomar consciencia de nosotros mismos, para conocernos mejor y para descubrir qué queremos o qué esperamos de la vida. En soledad se pueden descubrir nuevos hobbies y habilidades y también es la puerta hacia el crecimiento espiritual, pues nos permite contactar con nosotros mismos de manera más profunda.

 

La meditación, el mindfulness o atención plena, el yoga, la psicología positiva, y las terapias de tipo cognitivo-conductual son grandes herramientas con las que aprender a entender y afrontar la soledad. En Mindgram un equipo de profesionales cualificados pone a disposición de empleados y empresas todos estos recursos en aras de mejorar el clima laboral.

Conciliación: encontrar el equilibrio entre el trabajo y la vida personal

Cuando estamos en el trabajo, a veces nos sentimos estresados o ansiosos y puede ser por situaciones que vivimos en nuestra vida privada. En otras ocasiones, nos llevamos a casa cierta carga de estrés que debería haberse quedado en la empresa.

Cuando nos damos cuenta de que hemos de encontrar la conciliación o el equilibrio entre el trabajo y la vida personal es seguramente cuando uno de los dos platillos de la balanza roza el suelo, si bien todavía no estamos en el punto del agotamiento laboral. Y es que el trabajo, en un porcentaje abrumador de las veces, ejerce un enorme poder de absorción en determinadas personalidades.

En esta publicación, te contamos algunos consejos para encontrar el equilibrio entre el trabajo y la vida personal.

Si necesitas ayuda adicional, no dudes en contactarnos. ¡Tenemos un estupendo programa para ayudarte a sentirte mejor!

Conciliación: ¿qué es para ti encontrar el equilibrio entre el trabajo y la vida personal? 

Para cada persona, esta comparación tiene un significado diferente. También varía según tu edad, porque para una persona joven lo más importante pueden ser sus amigos y la diversión, mientras que para una persona adulta lo más valorado sea la estabilidad y la ausencia de sobresaltos.

Para conocer tu situación personal, te proponemos que hagas una lista y enumeres cuáles son tus motivaciones vitales actuales. Por último, dales un número, valóralas: a la izquierda anota el número que crees que debería ocupar en tu vida, y, a la derecha, anota siendo realista el peso que tiene actualmente en tu vida. ¿Encuentras en tus respuestas el equilibrio entre el trabajo y la vida personal? ¿O ves que hay alguna faceta que podrías trabajar para mejorar?

El pensamiento común de nuestra sociedad es el que dice que para triunfar en tus objetivos has de sacrificar parte de la diversión. Pero contempla este pensamiento como una trampa mental, porque todo está en tu interior: es tu forma de afrontar la vida, tu actitud la que va a ayudarte a conseguir tus metas y te ayudará a organizarte para que no tengas que renunciar a nada.

 

4 rasgos que te definen como una persona candidata a ser adicta al trabajo

¡Cuidado! Tu trabajo podría absorberte si eres una persona apasionada y te dejas llevar por las burbujas del estrés y los esperados resultados de tu esfuerzo. Un workaholic es una persona que trabaja compulsivamente, dejando de lado su vida personal y familiar, no busca encontrar el equilibrio porque no siente que lo necesite. Casi con seguridad, ese excesivo foco laboral no le proporciona satisfacción, al contrario, su nivel de ansiedad será alto y su carácter se verá afectado en cierta forma.

Estás en el camino de ser alguien adicto al trabajo si:

  •       Te implicas emocionalmente.
  •       Te sientes parte activa y necesaria en el crecimiento del proyecto.
  •       Te sientes insustituible.
  •       No solo haces las tareas para las que has sido contratado, sino que buscas las formas de optimizar tanto tu trabajo como el de tu equipo.

Como ves, cualquiera de estas características te define como una persona con la que cualquier empresa quisiera contar en su plantilla. Sin embargo, no son las ideales para mantener un buen equilibrio entre el trabajo y tu vida personal, y por consecuencia, lograr la conciliación.

 

Señales de alerta para reconocer una excesiva implicación laboral: 

  • Te llevas el trabajo a casa. Físicamente o en tu cabeza, no puedes desconectar.
  • Cancelas compromisos sociales a última hora por tener que terminar proyectos fuera de tu horario laboral.
  • Tu familia se resiente de tu poca presencia en el hogar: reproches por tareas no compartidas o cargar a tu pareja con las actividades de la crianza son indicios de situaciones      complicadas pero que aún están a tiempo de solventarse.
  • Sentimiento de llevar demasiado peso a la espalda. Tristeza, decaimiento.
  • Presencia de poca calidad porque no puedes dejar de mirar el móvil y de atender mensajes y correos.

Si has visto tu reflejo en alguno de los rasgos o señales mencionados en los dos puntos anteriores, entonces puede que te tiente el camino de encontrar el equilibrio entre el trabajo y la vida personal.

Entonces, ¿cómo lograr la conciliación? 

Define tus prioridades. 

Haz del equilibrio una búsqueda constante para mantenerlo, y no importa si una vez fallas, o dos, o cien. Cualquier desajuste se resuelve en apenas segundos, si no dejas que ese estado mental te domine.

Eres un humano sabio. 

Para lograr la conciliación es recomendable exponer tu situación personal a tus colaboradores del trabajo, explica los desequilibrios que estás experimentando entre tu vida personal y la familiar, y expresa en voz alta tu deseo de querer mantener tu vida personal además de seguir aportando el máximo para tu empresa. Obtendrás apoyo y comprensión de tu equipo, además de mostrarte empático y autocrítico.

No culpes a nadie, has llegado hasta aquí por deriva lógica. Sin embargo, si te has dado cuenta de que la situación no es positiva para todos, estás en tu derecho de reorientar tus pasos.

Aprende a estar bien contigo mismo para conseguir el equilibrio y la conciliación

Practica un deporte y dedícate unos minutos para mimarte. Practica mindfulness, yoga o meditación. Respétate, aprende a decir no. Juega, deja volar la mente, échate una pequeña siesta. Cuando tengas claro quiénes y qué te importa de verdad, encontrarás la tranquilidad que trae la claridad mental.

Todo es cuestión de actitud. No permitas que tu cerebro te acribille por la mañana con mensajes negativos, obligaciones y cargas que van a llenarte de negatividad. Es cuestión de entrenamiento, pero en verdad funciona cuando consigues subirte al tren del pensamiento positivo y no te planteas retos gigantescos, sino que troceas el objetivo en piezas asequibles y logras constantes pequeños triunfos. 

Analiza tus limitaciones y acéptate. Las cosas son como las percibes, si cambias el punto de vista verás cosas que antes no veías, dejarás de sentir angustia cuando salgas del foco de la situación. Haz las paces contigo mismo.

Bienvenida, curiosidad. 

Atrévete a explorar y date permiso para contemplar nuevas posibilidades. Comienza observando y tu cerebro irá descartando lo que no vaya realmente con tu esencia.

¿Vives de acuerdo con tus valores vitales? 

Como especie, la familia es lo que más nos importa. Pero, individualmente, todos tenemos unas metas en la vida. Refresca esa lista, actualiza tus intereses y objetivos y comprobarás que tus seres queridos merecen tu tiempo y atención porque sientes satisfacción y gratitud cuando compartes tiempo con ellos.

Conciliación y salud: tu trabajo es importante para mantener tu estilo de vida. 

Haz que tu primera tarea del día, cuando empiezas a trabajar, sea revisar tu agenda. No te crees a ti mismo anotaciones mentales que generan desazón e inquietud. Planifica tu tiempo y plantea objetivos realistas, medibles y alcanzables.

Si eres una persona muy optimista, por ejemplo, tenderás a creer que llegarás antes a los sitios de lo que realmente te cuesta llegar. Ayúdate de la tecnología para programar tus desplazamientos y dedica el tiempo necesario a cada proyecto.

El diálogo es la base de tu paz mental. Tal vez eres una persona reservada pero en tu círculo más íntimo, donde te quieren y te escuchan, tienes que hablar con libertad y franqueza. Con ellos puedes hacer planes de futuro y marcar metas y limitaciones. El premio no es llegar a la meta, sino disfrutar del camino.  

No pasa nada por pedir ayuda.

Si te parece que la situación te supera y no consigues alcanzar la conciliación, pide ayuda a un profesional de la salud mental. En la plataforma de Mindgram hay un experto equipo de psicoterapeutas que te orientarán y te servirán de guía y ayuda para que encuentres el equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Estamos a solo un clic de distancia. 

Efectos del estrés laboral en los trabajadores

El estrés laboral se ha convertido en uno de los principales problemas de la población trabajadora. Según el estudio más reciente de Cigna, COVID-19 Global Impact, un 74% de los trabajadores españoles viven siempre conectados al trabajo. Esto implica serios problemas para desconectar de las obligaciones laborales, ya sea porque las empresas han aprovechado el teletrabajo para exigir más a sus trabajadores, o porque los propios empleados no saben cuando terminar la jornada laboral.

El resultado es que, el trabajo en remoto que ha proliferado durante la pandemia, lejos de mejorar las condiciones de vida del trabajador y la conciliación familiar y personal, lo que ha hecho es empeorarlas considerablemente, dando lugar a la cultura de “always on”, una tendencia que se intenta disfrazar de eficacia y productividad, pero que esconde una explotación laboral bastante evidente y perjudicial.

Las consecuencias de ese “estar siempre conectado” son muchas. La primera de ellas, y la que afecta directamente a los trabajadores es el estrés laboral, uno de los principales factores de riesgo para la salud física y mental de las personas. El agotamiento, la ansiedad, la depresión o incluso otro tipo de trastornos obsesivo-compulsivos comienzan a hacer mella en quien sufre esta situación. 

Consecuencia directa de lo anterior es un impacto directo para las empresas en la forma de baja productividad, falta de compromiso en el trabajo, mayor número de bajas laborales, presentismo, y la necesidad de mayor rotación de personal. Como se puede deducir, es un problema que afecta a todos y del que ya no es posible desentenderse.

Qué se considera estrés en el trabajo y qué consecuencias tiene

El estrés laboral se suele experimentar principalmente cuando las demandas del entorno de trabajo superan la capacidad de los trabajadores de lidiar con ellas. Esto quiere decir que el estrés se identifica con un estado de tensión tanto física como psicológica que surge cuando existe un desequilibrio entre las altas exigencias del ambiente de trabajo y las posibilidades del trabajador de responder adecuadamente a las mismas.

En un primer momento, los factores que desencadenaban el estrés se denominaban estresores. Posteriormente, han pasado a denominarse factores de riesgo psicosocial, un término que ha ganado más popularidad a partir de la norma ISO45003

El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) los define “como aquellas condiciones presentes en una situación laboral directamente relacionadas con la organización del trabajo y su entorno social, con el contenido del trabajo y la realización de la tarea y que se presentan con capacidad para afectar al desarrollo del trabajo y a la salud (física, psíquica o social) del trabajador. Así, unas condiciones psicosociales adversas están en el origen tanto de determinadas conductas y actitudes inadecuadas en el desarrollo del trabajo como de determinadas consecuencias perjudiciales para la salud y para el bienestar del trabajador”.

Los diferentes tipos de factores del riesgo psicosocial a los que está expuesto un trabajador depende en gran medida del tipo de organización y también de las características personales de cada uno. En este tipo de patología el componente individual y subjetivo juega un papel muy importante, ya que la personalidad del sujeto influirá en el nivel de estrés que cada persona sea capaz de soportar. Se puede reaccionar de manera diferente a una misma situación estresante, una persona puede desarrollar una patología mientras que otra, por el contrario, no. 

Por otro lado, los factores de riesgo psicosocial pueden dividirse en dos categorías: 

A) Los relacionados con las condiciones de trabajo: ambiente y equipo de trabajo, carga de trabajo (tanto a nivel cuantitativo como cualitativo), diseño de las tareas, ritmo de trabajo y horario laboral.

B) Los relacionados con la organización del trabajo: papel en la organización, cultura organizativa y funciones, desarrollo profesional, relaciones interpersonales en el trabajo y autonomía en la toma de decisiones.

Consecuencias de la cronicidad del estrés laboral

Cuando la exposición a los factores de riesgo se prolonga en el tiempo, es cuando se genera el estrés laboral crónico. Este puede dar lugar a diversas patologías que tienen efectos devastadores para la salud, tanto física como mental, del trabajador. 

Así, el estrés laboral continuado, además de contribuir a agravar los problemas de salud previos de algunos trabajadores, puede provocar, entre otras patologías: depresión, ansiedad, sentimientos de inseguridad, desgaste y agotamiento emocional (fatiga crónica), insomnio, enfermedades del aparato digestivo.

También puede causar enfermedades cutáneas y problemas cardíacos, falta de realización personal y profesional (efecto negativo en la autoestima personal, expectativas frustradas y manifestaciones de estrés a nivel fisiológico, cognitivo y conductual), abuso de alcohol o sustancias, y despersonalización (actitudes negativas hacia la empresa y el trabajo, como por ejemplo, irritabilidad o pérdida de motivación).

Por otro lado, las nuevas tecnologías propician la cronificación del estrés. Esto es así porque permiten que el trabajador sea contactado por el empresario en cualquier momento y en cualquier lugar fuera del horario y del lugar de trabajo. De esta manera, las nuevas tecnologías pueden llegar a provocar y de hecho están provocando la eliminación de la frontera entre tiempo de trabajo y de descanso, difuminando la línea que separa la vida personal de la profesional.

Por todo ello, en una sociedad en la que el estrés laboral crónico es la regla general para la mayoría de los trabajadores, es necesario crear entornos de trabajo más saludables que promuevan no solo la salud física sino también la salud mental, ya que, en última instancia, además de ser positivos para la salud del trabajador, resultan también más rentables para el empresario y para la sociedad en general. 

Para conseguirlo y salir de este modelo insalubre, es indispensable poner en práctica planes individualizados que se adapten a la realidad de cada organización y que también tengan en cuenta las características y las necesidades específicas de cada individuo, ya que no existe una única forma de gestionar el estrés que funcione en todos los contextos. En este sentido, Mindgram aboga por la democratización de la atención psicológica y el desarrollo personal en el entorno laboral, ayudando a empleados y empresas a construir un mejor equilibrio psicológico.

Autocontrol emocional en el trabajo: ¿problema o solución?

Las emociones se intensifican en el lugar de trabajo y lograr el autocontrol emocional se hace cuesta arriba. Lo mismo lloras de felicidad tras conseguir ese ascenso que tanto te mereces, que te derrumbas al escuchar una crítica de tu jefa.

Las emociones no solo están en tu mente, también en tu cuerpo. Como cuando sudas al recibir ese correo electrónico o te ruborizas cuando tu compañera te elogia por algún logro. Es lo más natural del mundo y, sin embargo, la mayoría piensa que en el trabajo hay que controlar esas emociones. Porque “ya soy adulto” y “hay que ser profesional”.

Pero, ¿tiene que ser así? ¿Acaso dejamos de ser humanos en la oficina?

¿Profesionalidad? Claro, pero sin pasarse.

Si expresas tus emociones de forma descontrolada y poco asertiva, en efecto, te arriesgas a avergonzar a tus compañeros y a sentirte mal cuando pase el huracán. El descontrol a la hora de expresar ira, descontento o euforia puede sobrepasar los límites de los demás y crear un mal ambiente de trabajo.

Por ejemplo, las personas impulsivas que no contienen sus arrebatos de agresividad tienden a ser menos queridas en el equipo y paralizan el trabajo de los demás, ya que los compañeros les temen y evitan la interacción con ellas. Además, es imposible concentrarse ante esos estallidos emocionales, por lo que al final cae la productividad del equipo. No solo pasa con las expresiones de enfado; las carcajadas ruidosas del compañero producen el mismo efecto.

Por otro lado, muchas personas se ponen el traje de la indiferencia en el trabajo. Reprimen y empujan hacia adentro sus emociones. De hecho, esa idea de que “el cliente es el que manda” ya revela que los trabajadores pasan a un segundo plano y que, por lo tanto, lo que puedan sentir está de más.

Esto es evidente en los equipos de atención al cliente, donde la persona que atiende está obligada a contener sus sentimientos, y el cliente parece ser el único que puede expresarlos (a menudo, enfado y frustración). Esto explica la enorme rotación de empleados en estos equipos.

Cuando ponemos cara de póker ante la constante vulneración de nuestros límites en el trabajo (las broncas del jefe, la entrometida de turno, las burlas de tu compañero…), estamos guardando las emociones en un cajón. Aparentamos indiferencia, pero por dentro sentimos emociones desagradables que necesitamos sacar de algún modo. Y como no podemos hacerlo en el trabajo, acabamos desfogándonos en casa o ahogando las penas en el bar de la esquina, lo que muchas veces se traduce en violencia doméstica y adicciones.

Por eso, más que controlar las emociones, hay que gestionarlas.

La clave es la gestión emocional

No se pueden gestionar las emociones cuando las reprimes o no las entiendes del todo. Si no te das espacio para sentirlas e identificarlas, acabas desconectándote de ellas, sin saber lo que te pasa. Esto, además, tiene un efecto devastador en la comunicación con los demás. Si no expresas tus emociones en el trabajo, te acabas cerrando a los demás, cuando precisamente lo que necesitamos son relaciones auténticas basadas en la sinceridad.

En cambio, si te limitas a poner cara de póker, estás dejando que los abusos se repitan cada vez más. Si no eres capaz de decirle a alguien que está cruzando tus límites, esa persona seguirá pensando que todo va bien. Y, mientras tanto, tú acabas sintiéndote cada vez peor.

Cualquier psicólogo de empresa actualizado te aconsejaría aprender a gestionar tus emociones, sin reprimirlas. Las emociones son una fuente de información muy valiosa: te indican si te están haciendo daño, si todo va bien… pero también te dicen qué necesitas. Las emociones indican si hay una necesidad satisfecha o insatisfecha. Si la emoción es positiva, quiere decir que has cubierto una necesidad. Pero si es negativa, tienes que preguntarte qué sientes exactamente y qué necesidad hay detrás de ese sentimiento.

Al observar las emociones desde el prisma de las necesidades, llegas a la conclusión de que, en realidad, no hay emociones malas. Simplemente, están ahí para decirte algo e invitarte a reflexionar de algún modo.

A veces está claro. Por ejemplo, si te enfadas cuando alguien ha sido injusto contigo, normalmente sabes que te están haciendo daño, que necesitas que escuchen tu versión de los hechos o que tal vez tienes que cambiar ciertas cosas. Pero hasta las emociones menos claras, como los celos que sientes hacia alguien, pueden indicar que no te valoran lo suficiente o que debes trabajar tu autoestima. Sabiendo esto, te puedes fijar metas y utilizar esta emoción como un potente motor de cambio.

Vale. Entonces, ¿cuándo hay que controlar las emociones?

Aunque el autocontrol emocional también tiene su lugar

Sobre todo, cuando sientes que las emociones te desbordan y dificultan la comunicación, o cuando te consumen y no resulta apropiado para la situación. En estos casos, lo mejor es pedir ayuda y aprender a gestionarlas, por ejemplo, asistiendo a terapia o tomando algún curso. También es muy importante averiguar qué cosas te ayudan a calmarte: hacer deporte, hablar con alguien, abrazar a un ser querido…

Si, a diario, nos vemos muy desbordados y reaccionando intensamente a los acontecimientos, es importante recordar que el nivel de relajación que necesitas debe adecuarse al nivel de tensión que sufres. Cuanto mayor sea la tensión, más profunda debe ser la relajación. Así que, si pasas muchos nervios en el trabajo, puede que necesites algo más que un paseo por el parque para desconectar. A lo mejor, también te vendría bien hacer yoga, apuntarte a un gimnasio o realizar otra actividad que te renueve.

Cómo afrontar el teletrabajo 

El teletrabajo en España era “ese gran desconocido” 

 

Esta forma de desempeñar tareas, que nos podía parecer idílica hasta hace unos años, se ha convertido en habitual y ha conseguido evidenciar  nuestra ignorancia previa, porque casi ninguno de nosotros sabía cómo afrontar el teletrabajo cuando tuvimos que ejercerlo.

 

El teletrabajo es un término que se aplica a la realización de actividades laborales a distancia, fuera del lugar habitual de trabajo. Suele darse en el personal que trabaja con un ordenador y un teléfono y que puede realizar su tarea desplazado físicamente de su oficina. 

 

¿Cómo afrontar el teletrabajo de hoy para mañana?

En esta última época hemos tenido que aprender a teletrabajar, independientemente del nivel de preparación tanto del personal como de los medios técnicos disponibles. 

 

En este sentido, el teletrabajo es una modalidad de trabajo que permite al empleado trabajar desde su hogar, sin tener que moverse desde su domicilio. 

 

La brusquedad con la cual se tuvo que aprender a gestionarlo, sin preparación previa, durante el confinamiento inicial de la pandemia por el Covid19 en una situación mundial avivada por la presión mediática, creó situaciones de estrés y angustia que afectaron directamente a nuestra salud mental. 

 

Esta modalidad de trabajo está conformada por varias actividades, las cuales pueden ser realizadas en horarios diferentes, con distintos niveles de intensidad y durante distintos periodos de tiempo. 

 

Esta definición en verdad entraña una extensa lista de interrelaciones, causas y efectos para las que no estábamos preparados a principios de 2020. 

 

Los pros y los contras del teletrabajo 

 

Como cualquier asunto a valorar, el teletrabajo tiene sus ventajas y desventajas; sin embargo, en esta ocasión estamos ofreciendo consejos acerca de cómo afrontar el teletrabajo, por lo que hemos de ser conocedores de lo que nos vamos a encontrar cuando debamos enfrentarlo. 

 

Ventajas que te ayudan a afrontar el teletrabajo

 

Entre las ventajas están el ahorro de tiempo que puede significar en la vida de las personas y la comodidad de un horario de trabajo que combina con eficacia necesidades laborales y familiares. 

 

También ofrece la posibilidad de tener una vida más satisfactoria a través de la interacción con personas que se encuentran físicamente en el lugar donde se trabaja, por ejemplo, si se convive con personas mayores con las que la mera presencia les sirve de apoyo y compañía. 

 

Económicamente, genera un ahorro al no tener que desplazarse al lugar de trabajo ni gastar dinero en ropa adecuada a tu puesto. 

 

Si eres una persona con ritmos vitales marcados, el teletrabajo es una forma de desempeño que te permite hacerlo de forma más productiva.

 

En lo relativo a las empresas, favorece la generación de más empleos, reduce la temporalidad y mantiene la productividad, a la vez que permite que el trabajador mantenga su calidad de vida y tenga tiempo para su familia.

 

Puede ser una buena opción para los trabajadores que no pueden desplazarse al trabajo, debido a la edad, a la discapacidad o a determinadas circunstancias de la crianza.

 

Posibles desventajas del teletrabajo 

 

Por otro lado, las desventajas son los efectos ambientales del teletrabajo, la falta de estabilidad laboral, la pérdida de la identidad, la sensación de no pertenencia a grupo y la posibilidad de estar expuesto a enfermedades mentales originadas por el aislamiento y la soledad. 

 

También puede acarrear el exceso en el número de horas que se le dedican, cuando no se consigue establecer un horario de trabajo, con el consiguiente riesgo de sobre dedicación y agotamiento laboral

 

 

¿Cuáles son los puntos a fortalecer mentalmente cuando tienes que afrontar el teletrabajo? 

  • Revisa que tienes todo lo necesario para que, a intervalos y cuando lo necesites, puedas realizar una pausa y relajarte, realizando una desconexión momentánea del trabajo.

 

  • Visualiza que al terminar de teletrabajar cerrarás tu puesto de trabajo hasta la siguiente sesión, con lo cual tu cuerpo se relajará y tu mente estará en paz y calmada.

 

  • El teletrabajo es una actividad física y mental así que presta atención a tu cuerpo, tanto en la adecuada vigilancia de las posturas de trabajo, como después, realizando alguna actividad física suave. 

 

  • Si no te gusta la sensación de soledad, consigue la ayuda de tus amigos y familiares y pídeles mantener una conversación cuando termines la tarea diaria. 

 

Dificultades a superar al afrontar el teletrabajo 

 

A continuación detallamos algunos de los problemas que debe afrontar una persona que  teletrabaja:

 

Medios técnicos. Desde la antigüedad del equipo de proceso de información o la iluminación deficiente, una silla de trabajo inadecuada, pasando por programas o aplicaciones no instaladas, hasta la calidad de la señal de internet, cualquier deficiencia técnica es un factor estresor para la persona que teletrabaja. 

 

Ambiente de trabajo. Cuando no se tiene la posibilidad de tener un espacio propio de trabajo y se ha de utilizar un espacio común de la vivienda, con el tránsito de personas y situaciones dispares que dificultan o directamente impiden la concentración de la persona que teletrabaja. 

 

Horarios. La dificultad de generar un horario coherente conduce a una inmersión horaria prolongada en exceso. Sin instrucciones previas, se tiende a dedicarle al trabajo muchas más horas de las que le dedicamos cuando lo realizamos de forma presencial.

 

Trabajo en equipo. La necesaria cercanía que toda la plantilla necesita para trabajar en equipo y con coherencia se realiza a través de reuniones online, ocurriendo en las mismas variedad de situaciones pintorescas, resultado de compartir espacio de trabajo y de vida a la vez que el resto de la familia. 

 

Dificultades individuales. En ocasiones las personas en teletrabajo pueden sentirse sometidas a una intensa presión proveniente tanto de las demandas de sus empleadores, como de sus propios pensamientos o conductas erróneas. Es en esos momentos cuando un medio de ayuda externo, como el que ofrece Mindgram, encauza a través de su servicio de psicólogos expertos las preocupaciones y necesidades de los empleados en teletrabajo, ofreciendo apoyo y soporte emocional. 

Webinar – Mayo – El mes de la salud mental: Salud mental e inteligencia emocional

Te invitamos a participar en este webinar en directo impartido por Jesús Matos Larrinaga, director de En Equilibrio Mental. Jesús es un reconocido psicólogo que, además, colabora con Mindgram como Impact Ambassador.

Para celebrar el fin de mayo (mes de la salud mental), en este webinar hablará de la importancia de la salud mental y su relación con la inteligencia emocional.

Una de cada cuatro personas padece, ha padecido, o va a padecer un problema de saud mental.

La inteligencia emocional entendida como la capacidad para comprender, aceptar e influir en nuestros estados emocionales, es un factor de proteccón a la hora de padecer trastornos de ansiedad y del estado de ánimo.

Invertir tiempo y esfuerzo en desarrollarla será la clave para afrontar las demandas de la nueva realidad.