Mindfulness: qué es y cómo practicar la atención plena

El mindfulness o atención plena es una técnica milenaria que consiste en observar la realidad en el momento presente sin emitir juicio alguno. Pero esa realidad no es sólo externa, sino también interna, pues incluye asimismo la observación objetiva de los pensamientos y sensaciones propias.

Originario de antiguas prácticas budistas, llegó a Occidente en los años 60 a través de un médico llamado Jon Kabat-Zinn. Este doctor, que estudió meditación budista en la India, fundó un programa de reducción del estrés a su vuelta a Estados Unidos y lo llamó mindfulness.

Así, esta forma de estar “aquí y ahora” contempla los dos primeros, de los tres pilares básicos de la meditación budista: Ser consciente del momento presente, observar lo que se siente, piensa y ocurre sin juzgar; y aprender a sentir compasión por uno mismo y el resto de seres vivos.

¿Cómo practicar la atención plena?

Si bien, el mindfulness utiliza la meditación como una de las técnicas para conseguir su objetivo, no es necesario entrar en un estado meditativo para alcanzar la atención plena. No obstante, con tres sencillos pasos que se pueden realizar en cualquier lugar se consigue estar en el aquí y el ahora:

 

  • Prestando atención a la respiración. Una de las principales formas de entrar a la atención plena es siendo conscientes del flujo de la respiración sin tratar de darle un ritmo o modificarla, simplemente observándola.

 

  • Observando los pensamientos. Observar los propios pensamientos puede parecer al principio bastante complicado, puesto que la mente nunca deja de estar activa, por eso es imposible dejar la mente en blanco, ese no es el objetivo.  El propósito de esta técnica de mindfulness es dejar a los pensamientos fluir libremente sin juzgarlos, pero sin seguirlos, es decir, ser conscientes de ellos, pero “verlos pasar” sin emitir ningún juicio o dejarse llevar por su contenido.

 

  • Atención plena durante cualquier tarea. Mientras se lavan los platos, se come, se va camino del trabajo, o se está trabajando, la idea es concentrarse por completo en la tarea que se está realizando.  Con ello se evita que la mente divague de un lado a otro mientras se está atendiendo a algo en concreto, así se logra una coherencia completa, donde se está completamente en el momento presente. Esto trae armonía, equilibrio, enfoque y paz mental.

 Lo que dice la ciencia sobre el mindfulness

Diversas investigaciones científicas han demostrado que incluir el mindfulness en la vida diaria trae consigo efectos positivos en la salud y el bienestar, tanto física como psicológico. También tiene efectos en el ámbito de la atención, así como en el plano emocional y afectivo.

Actualmente, hay más de 400 estudios sobre mindfulness, solo por citar algunos más recientes: Martín-Asuero y cols. (2013): Evaluación de la efectividad de un programa de Mindfulness para reducir el Burnout en profesionales de Atención Primaria. Gaceta Sanitaria.  O este otro de Moix, Kovacs, Martín y cols. (2011): Catastrophizing, State Anxiety, Anger, and Depressive Symptoms Do Not Correlate with Disability.

Además, la práctica regular de la atención plena trae consigo un claro efecto a nivel de empatía y compasión, desarrollando en las personas que la practican, la capacidad de crear mejores conexiones interpersonales y vínculos más duraderos y significativos, tanto consigo mismos como con los que les rodean.

Por otra parte, algunas investigaciones neurocientíficas sugieren que la práctica de la atención plena apoya las conexiones entre la amígdala y la corteza prefrontal, la responsable de regular la expresión de los pensamientos, emociones y acciones. “Una conexión fuerte entre la corteza prefrontal y la amígdala nos protege de los efectos dañinos del estrés y de la ansiedad

En la práctica, lo que experimenta una persona con el mindfulness es una conexión muy estrecha consigo mismo, con su cuerpo, con su mente y con sus emociones. Es por ello que se convierte en una práctica imprescindible para quienes desean gestionar correctamente sus pensamientos y emociones.

Al practicar mindfulness se consigue ver el mundo desde otra perspectiva, como un observador que ve todo cuanto acontece dentro y fuera, de este modo las personas se vuelven más conscientes de lo que sienten y piensan. Esto, a su vez, les dará mayor capacidad para alinear los pensamientos y sentimientos con cualquier propósito que se tenga en la vida.

Pasos para practicar mindfulness

Es recomendable empezar a practicar la atención plena durante algunos minutos al día e ir ampliando el tiempo hasta el ideal de 30 minutos diarios. Hay que ser perseverante, no abandonar si no se notan cambios al principio e intentar no avanzar demasiado rápido. Tener paciencia es esencial, así como no tener expectativas.

 

  1. Encontrar un momento tranquilo: Puede ser por la mañana, justo después de despertarse, antes de irse a dormir, después de comer, a mitad de la tarde, etc. Cada quien tiene que encontrar su momento.

 

  1. Escoger un ambiente o sitio relajado: Preferiblemente, sobre todo al principio es conveniente practicar en un espacio libre de ruidos y distractores externas, con una temperatura adecuada. 

 

  1. Ropa cómoda y postura confortable. Lo ideal sería estar en posición sentada con la espalda recta para no obstaculizar la respiración, pero también puede ser tumbada.

 

  1. Centrarse en la respiración. Hay que observar cómo el aire entra por las fosas nasales hacia los pulmones llenando de oxígeno todo el cuerpo y cómo sale de nuevo por la nariz. En cuanto la mente se distraiga, hay que llevar de nuevo suavemente la atención a la respiración.

 

  1. Permitir que aparezcan libremente pensamientos y emociones. Es fundamental mantener una actitud neutral, no juzgar los pensamientos o emociones como buenas o malas, simplemente percibirlas y observarlas de manera impersonal.

 

Siguiendo estos sencillos pasos cada día, se conseguirá crear un espacio donde aquietar la mente y las emociones, reduciendo así el estrés y la ansiedad, lo que a su vez traerá consigo una forma de reaccionar menos compulsiva, por eso Mindgram incluye el mindfulness entre sus métodos para proteger la salud mental en las empresas.

Gestión de emociones en tus equipos

Las empresas suelen contar con equipos de perfiles muy diversos y circunstancias personales diferentes.

En una empresa podemos encontrar a una persona que es más empática que las demás, una que tiende a estresarse más, a alguien que es menos comunicativo, alguien que puede estar pasando por una mala situación personal, etc.

Debido a esto, para poder gestionar equipos de trabajo es importante tener en cuenta el estado emocional y circunstancias personales de cada miembro del equipo. Aprender a gestionar emociones correctamente y ofrecer las herramientas adecuadas de apoyo para manejarlas servirá para ayudar a  formar equipos de trabajo mucho más fuertes y estables. 

Es fácil pensar que la gestión de las emociones de los equipos solo depende de los líderes o las personas encargadas de Recursos Humanos, Prevención de Riesgos Laborales, o posiciones similares. Pero esto no es del todo cierto. Si todos los miembros del equipo son capaces de comprender y gestionar las emociones de sus compañeros se crea un ambiente laboral más cómodo y seguro.

Beneficios de la gestión de las emociones en el trabajo

La gestión de las emociones en el trabajo puede ofrecer beneficios tanto directos como indirectos a las empresas. Aquí te dejamos algunos de los principales beneficios.

Mejora en la productividad

Es importante ofrecer herramientas a los equipos para ayudarles a controlar sus niveles de estrés y a gestionar adecuadamente sus relaciones emocionales. Una vez conseguido esto, tendremos organizaciones mucho más centradas y comprometidas con su trabajo, mejorando por consiguiente, su productividad.

Satisfacción laboral

Cuando los equipos han aprendido a gestionar correctamente sus emociones sabrán como sobreponerse a situaciones difíciles que puedan dañar su ánimo. En el momento que sean conscientes de que han sido capaces de resolver situaciones laborales difíciles por ellos mismos obtendrán un estado de bienestar y el nivel de satisfacción laboral mejorará.

Afrontar situaciones complejas

Una vez los equipos han trabajado en la gestión de sus propias emociones y en las relaciones emocionales con sus compañeros, la capacidad de resolver situaciones complejas se vuelve mucho más sencilla puesto que se produce un mayor entendimiento y fluidez en la comunicación. Los lazos de compañerismo aumentan y esto no solo ayuda a la relación entre los propios equipos sino a la salud y rendimiento de la propia empresa.

Estabilidad empresarial

Las empresas que no trabajan la gestión emocional en sus equipos pueden sufrir mayor rotación de personal que aquellas que sí lo hacen. Los miembros de los equipos que no se encuentran bien en su entorno laboral a causa de las malas relaciones con sus compañeros suelen preferir marcharse para encontrar un mejor ambiente. 

¿Cómo gestionar las emociones de tus equipos? 

Una vez vistos los principales beneficios de gestionar las emociones en los equipos, vamos a ver cómo conseguir gestionarlas correctamente.

Trabajar en la escucha 

Fomentar la escucha permite a la empresa y a sus líderes conocer cuál es el estado en el que se encuentra cada miembro del equipo en cada momento. Si las personas sienten que son escuchadas se crean vínculos de confianza que permite que los equipos tengan la confianza de transmitir cómo se sienten siempre que lo necesiten. Por otro lado, trabajar en la escucha ayuda a que la información transmitida sea más efectiva y quede más clara a la hora de ser recibida.

Evitar los malentendidos 

Para aprender a gestionar correctamente las emociones de los equipos es fundamental que la comunicación sea clara y honesta. Cuando los equipos trabajan necesitan conocer la información al completo y que no se quede nada sin decir. Si se dan frecuentemente malentendidos pueden producirse problemas de productividad y conflictos innecesarios que perjudican la relación de los compañeros de trabajo. Si como empresa no se trabaja en esto se puede terminar provocando problemas mucho mayores.

Mejorar la empatía 

La empatía brevemente definida es la capacidad afectiva de saber ponerse en el lugar de otra persona.

Aunque intentemos ser empáticos a veces se nos olvida serlo.Esto puede pasar muy a menudo en el entorno laboral. Los miembros de los equipos solo miran por sus tareas sin pensar en la dificultad o los problemas por los cuales pueda estar pasando otro miembro del equipo con el que tienen que trabajar.

Fomentar la capacidad empática de cada persona es esencial para que haya un mejor entendimiento y comprensión entre los equipos. Comprender la situación por la que está pasando la otra persona ayuda a que se formen lazos de compañerismo y de ayuda mutua cada vez que lo necesiten.  

Coherencia comunicativa 

De nada sirve trabajar en la escucha activa de los equipos y de su comprensión con sus compañeros si a la hora de llevar a cabo las acciones que realizan, estas no se corresponden con lo que han hablado. La consecuencia de esto es un empeoramiento de las relaciones por una pérdida total de confianza y sentimiento de traición. 

Autogestión

Durante la jornada laboral cada persona se puede enfrentar a situaciones de estrés o enfado en momentos puntuales. Estos, en ocasiones pueden generar situaciones negativas con un cliente o con un compañero de trabajo. Es importante ofrecer herramientas a los equipos para que aprendan a identificar cuando empiezan a florecer estos sentimientos y ser capaces de ellos mismos de saber calmarlos para que no afecten a su bienestar. 

Respecto a la gestión de emociones en los equipos, Daniel Goleman, reconocido psicólogo y conferenciante, afirma que los responsables de equipo pueden tener una influencia de hasta un 70% en el clima laboral de la empresa. Indica, además, que por cada 1% de mejoras en el ambiente, los ingresos pueden aumentar hasta un 2%. 

Otro elemento fundamental para la gestión de emociones en tu equipo es poner a su disposición herramientas de bienestar y salud mental como Mindgram. Solicita ahora una demo de 14 días gratuita a Mindgram y descubre cómo podemos ayudar a tu organización.

 

La soledad: ¿cómo entenderla y afrontarla?

La soledad forma parte de la experiencia humana desde siempre, sin embargo, no es objeto de estudio hasta la década de los 50, cuando se define como una experiencia o sentimiento desagradable relacionado con la necesidad/carencia de intimidad con otras personas.

Posteriormente, ya en los 70, se produce un mayor interés por esta emoción tan buscada como rehuida, y surgen estudios más profundos como los de Weiss en 1974, que define la soledad como “la ausencia percibida de relaciones sociales satisfactorias”.

Pero, fue en los 80 cuando empezó a ser un tema de investigación empírica, creándose escalas de medición de este sentimiento. Así, la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), enfatiza componentes cognitivos y emotivos en su escala de medición. El aspecto cognitivo es la conclusión personal de tener menos relaciones interpersonales y el componente emocional es el tono negativo asociado a esta conclusión.

Entender y afrontar la soledad

Estar o sentirse solo o sola es una experiencia que forma parte de todas las culturas, podría decirse que forma parte de la vida, pero al hacerse crónica puede tener graves consecuencias psicológicas e incluso físicas, ya que la falta de integración social, es incompatible con el bienestar personal.

Ahora bien, una cosa es la soledad buscada o voluntaria y otra bien distinta es la impuesta o no deseada. En este sentido, los investigadores de la UCLA, mencionada anteriormente, señalan dos características esenciales de la soledad: Conlleva deficiencias en las relaciones sociales y representa una experiencia subjetiva.

Partiendo de esta definición, sobre todo, tomando en cuenta el hecho de que se trata de una vivencia subjetiva y no necesariamente sinónimo de aislamiento social, ya que una persona puede estar sola sin sentirse solitaria o sentirse sola cuando está rodeada de otras personas.

Por otra parte, en la teoría de Weiss, el apego es la base de la soledad emocional. Según este autor, “las personas que pierden su figura de apego, sea por la razón que sea, podrían experimentar soledad emocional, aunque no necesariamente soledad social”.

Un ejemplo de esta teoría es el vínculo creado entre dos personas adultas: el vínculo amoroso es el más común, aunque un amigo muy cercano también puede ocupar ese lugar. Cuando se produce la ausencia de esa figura puede aparecer la soledad emocional. No obstante, la prevalencia de este tipo de soledad, varía de acuerdo al estilo de apego: quienes tienen un estilo inseguro experimentarán más esta emoción.

En cuanto a la soledad social, numerosos estudios (Glauser & Richmond, 1994; Rokach, 1996; Brown, 1978) han evidenciado la relación directa entre salud y apoyo social. La falta de contacto social puede influir negativamente en la salud mental propiciando estados de depresión y ansiedad.

De la misma manera, la soledad está directamente relacionada con el abuso de drogas, las enfermedades psicosomáticas, el alcoholismo, la hostilidad hacia otras personas y el suicidio. Por todo ello, es importante saber afrontar esta vivencia de forma que se eviten sus nefastas consecuencias.

Cómo manejar la soledad de forma positiva

Ya sea social (carencia de relaciones sociales) o emocional (ausencia de relaciones significativas), esta experiencia afecta a la salud física y mental de las personas. No solo produce tristeza y depresión, sino que también empeora la salud física aumentando el cortisol y debilitando el sistema inmune.

En una sociedad cada vez más digitalizada, a pesar de que la tecnología ha proporcionado mayor conectividad, sin embargo, este sentimiento ha crecido exponencialmente y sigue en aumento. Entonces, ¿qué se puede hacer para manejar una soledad no deseada?

Reconocer la emoción y aceptarla

Para poder afrontar este sentimiento de manera constructiva, el primer paso es reconocerlo. La soledad nos avisa de que, o bien, hay necesidades relacionales no cubiertas, o bien se está atravesando una situación de pérdida o vacío. Aceptar esta emoción libera gran parte de su peso y abre la puerta a un cambio positivo.

Comprender la soledad

Identificar, nombrar y definir lo que se está sintiendo ayuda a gestionar la emoción y a decidir qué se va a hacer con eso. Para poder llevar a cabo los cambios necesarios para dejar de sentir la soledad como algo negativo hay que ser capaz de analizarla y expresarla. Si se oculta o reprime, solo se está consiguiendo magnificarla y hacerla crónica.

Tener paciencia

Como ocurre con cualquier otra emoción (ira, rabia, tristeza, miedo) la soledad requiere de un proceso para ser liberada. En dicho proceso se pasará por diferentes etapas hasta que llegue el momento de soltarla sin juzgar, pero antes se ha de pensar, analizar, y tratar de resolver dicha vivencia de la mejor manera posible.

Mantenerse en movimiento

A pesar de que se trata de un sentimiento incómodo, no es buena idea dejar que nos paralice. Hay que continuar realizando esas actividades que nos gustan: el arte, el cine, la literatura, el deporte, no hay que renunciar a nada de ello, más bien al contrario. Encerrarnos con nuestro sentimiento de soledad solamente consigue empeorar la situación.

Contar con ayuda

Si llega un momento en el que el sentimiento de soledad es tan abrumador que se tiene la sensación de estar a punto de caer en una depresión, lo mejor es buscar ayuda. La terapia psicológica proveerá de recursos personales para efectuar cambios eficaces y aliviar la tensión emocional y mental.

Aprender a disfrutar de la propia compañía

La soledad, si no se evita, puede ser una oportunidad única para tomar consciencia de nosotros mismos, para conocernos mejor y para descubrir qué queremos o qué esperamos de la vida. En soledad se pueden descubrir nuevos hobbies y habilidades y también es la puerta hacia el crecimiento espiritual, pues nos permite contactar con nosotros mismos de manera más profunda.

 

La meditación, el mindfulness o atención plena, el yoga, la psicología positiva, y las terapias de tipo cognitivo-conductual son grandes herramientas con las que aprender a entender y afrontar la soledad. En Mindgram un equipo de profesionales cualificados pone a disposición de empleados y empresas todos estos recursos en aras de mejorar el clima laboral.

Conciliación: encontrar el equilibrio entre el trabajo y la vida personal

Cuando estamos en el trabajo, a veces nos sentimos estresados o ansiosos y puede ser por situaciones que vivimos en nuestra vida privada. En otras ocasiones, nos llevamos a casa cierta carga de estrés que debería haberse quedado en la empresa.

Cuando nos damos cuenta de que hemos de encontrar la conciliación o el equilibrio entre el trabajo y la vida personal es seguramente cuando uno de los dos platillos de la balanza roza el suelo, si bien todavía no estamos en el punto del agotamiento laboral. Y es que el trabajo, en un porcentaje abrumador de las veces, ejerce un enorme poder de absorción en determinadas personalidades.

En esta publicación, te contamos algunos consejos para encontrar el equilibrio entre el trabajo y la vida personal.

Si necesitas ayuda adicional, no dudes en contactarnos. ¡Tenemos un estupendo programa para ayudarte a sentirte mejor!

Conciliación: ¿qué es para ti encontrar el equilibrio entre el trabajo y la vida personal? 

Para cada persona, esta comparación tiene un significado diferente. También varía según tu edad, porque para una persona joven lo más importante pueden ser sus amigos y la diversión, mientras que para una persona adulta lo más valorado sea la estabilidad y la ausencia de sobresaltos.

Para conocer tu situación personal, te proponemos que hagas una lista y enumeres cuáles son tus motivaciones vitales actuales. Por último, dales un número, valóralas: a la izquierda anota el número que crees que debería ocupar en tu vida, y, a la derecha, anota siendo realista el peso que tiene actualmente en tu vida. ¿Encuentras en tus respuestas el equilibrio entre el trabajo y la vida personal? ¿O ves que hay alguna faceta que podrías trabajar para mejorar?

El pensamiento común de nuestra sociedad es el que dice que para triunfar en tus objetivos has de sacrificar parte de la diversión. Pero contempla este pensamiento como una trampa mental, porque todo está en tu interior: es tu forma de afrontar la vida, tu actitud la que va a ayudarte a conseguir tus metas y te ayudará a organizarte para que no tengas que renunciar a nada.

 

4 rasgos que te definen como una persona candidata a ser adicta al trabajo

¡Cuidado! Tu trabajo podría absorberte si eres una persona apasionada y te dejas llevar por las burbujas del estrés y los esperados resultados de tu esfuerzo. Un workaholic es una persona que trabaja compulsivamente, dejando de lado su vida personal y familiar, no busca encontrar el equilibrio porque no siente que lo necesite. Casi con seguridad, ese excesivo foco laboral no le proporciona satisfacción, al contrario, su nivel de ansiedad será alto y su carácter se verá afectado en cierta forma.

Estás en el camino de ser alguien adicto al trabajo si:

  •       Te implicas emocionalmente.
  •       Te sientes parte activa y necesaria en el crecimiento del proyecto.
  •       Te sientes insustituible.
  •       No solo haces las tareas para las que has sido contratado, sino que buscas las formas de optimizar tanto tu trabajo como el de tu equipo.

Como ves, cualquiera de estas características te define como una persona con la que cualquier empresa quisiera contar en su plantilla. Sin embargo, no son las ideales para mantener un buen equilibrio entre el trabajo y tu vida personal, y por consecuencia, lograr la conciliación.

 

Señales de alerta para reconocer una excesiva implicación laboral: 

  • Te llevas el trabajo a casa. Físicamente o en tu cabeza, no puedes desconectar.
  • Cancelas compromisos sociales a última hora por tener que terminar proyectos fuera de tu horario laboral.
  • Tu familia se resiente de tu poca presencia en el hogar: reproches por tareas no compartidas o cargar a tu pareja con las actividades de la crianza son indicios de situaciones      complicadas pero que aún están a tiempo de solventarse.
  • Sentimiento de llevar demasiado peso a la espalda. Tristeza, decaimiento.
  • Presencia de poca calidad porque no puedes dejar de mirar el móvil y de atender mensajes y correos.

Si has visto tu reflejo en alguno de los rasgos o señales mencionados en los dos puntos anteriores, entonces puede que te tiente el camino de encontrar el equilibrio entre el trabajo y la vida personal.

Entonces, ¿cómo lograr la conciliación? 

Define tus prioridades. 

Haz del equilibrio una búsqueda constante para mantenerlo, y no importa si una vez fallas, o dos, o cien. Cualquier desajuste se resuelve en apenas segundos, si no dejas que ese estado mental te domine.

Eres un humano sabio. 

Para lograr la conciliación es recomendable exponer tu situación personal a tus colaboradores del trabajo, explica los desequilibrios que estás experimentando entre tu vida personal y la familiar, y expresa en voz alta tu deseo de querer mantener tu vida personal además de seguir aportando el máximo para tu empresa. Obtendrás apoyo y comprensión de tu equipo, además de mostrarte empático y autocrítico.

No culpes a nadie, has llegado hasta aquí por deriva lógica. Sin embargo, si te has dado cuenta de que la situación no es positiva para todos, estás en tu derecho de reorientar tus pasos.

Aprende a estar bien contigo mismo para conseguir el equilibrio y la conciliación

Practica un deporte y dedícate unos minutos para mimarte. Practica mindfulness, yoga o meditación. Respétate, aprende a decir no. Juega, deja volar la mente, échate una pequeña siesta. Cuando tengas claro quiénes y qué te importa de verdad, encontrarás la tranquilidad que trae la claridad mental.

Todo es cuestión de actitud. No permitas que tu cerebro te acribille por la mañana con mensajes negativos, obligaciones y cargas que van a llenarte de negatividad. Es cuestión de entrenamiento, pero en verdad funciona cuando consigues subirte al tren del pensamiento positivo y no te planteas retos gigantescos, sino que troceas el objetivo en piezas asequibles y logras constantes pequeños triunfos. 

Analiza tus limitaciones y acéptate. Las cosas son como las percibes, si cambias el punto de vista verás cosas que antes no veías, dejarás de sentir angustia cuando salgas del foco de la situación. Haz las paces contigo mismo.

Bienvenida, curiosidad. 

Atrévete a explorar y date permiso para contemplar nuevas posibilidades. Comienza observando y tu cerebro irá descartando lo que no vaya realmente con tu esencia.

¿Vives de acuerdo con tus valores vitales? 

Como especie, la familia es lo que más nos importa. Pero, individualmente, todos tenemos unas metas en la vida. Refresca esa lista, actualiza tus intereses y objetivos y comprobarás que tus seres queridos merecen tu tiempo y atención porque sientes satisfacción y gratitud cuando compartes tiempo con ellos.

Conciliación y salud: tu trabajo es importante para mantener tu estilo de vida. 

Haz que tu primera tarea del día, cuando empiezas a trabajar, sea revisar tu agenda. No te crees a ti mismo anotaciones mentales que generan desazón e inquietud. Planifica tu tiempo y plantea objetivos realistas, medibles y alcanzables.

Si eres una persona muy optimista, por ejemplo, tenderás a creer que llegarás antes a los sitios de lo que realmente te cuesta llegar. Ayúdate de la tecnología para programar tus desplazamientos y dedica el tiempo necesario a cada proyecto.

El diálogo es la base de tu paz mental. Tal vez eres una persona reservada pero en tu círculo más íntimo, donde te quieren y te escuchan, tienes que hablar con libertad y franqueza. Con ellos puedes hacer planes de futuro y marcar metas y limitaciones. El premio no es llegar a la meta, sino disfrutar del camino.  

No pasa nada por pedir ayuda.

Si te parece que la situación te supera y no consigues alcanzar la conciliación, pide ayuda a un profesional de la salud mental. En la plataforma de Mindgram hay un experto equipo de psicoterapeutas que te orientarán y te servirán de guía y ayuda para que encuentres el equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Estamos a solo un clic de distancia. 

Efectos del estrés laboral en los trabajadores

El estrés laboral se ha convertido en uno de los principales problemas de la población trabajadora. Según el estudio más reciente de Cigna, COVID-19 Global Impact, un 74% de los trabajadores españoles viven siempre conectados al trabajo. Esto implica serios problemas para desconectar de las obligaciones laborales, ya sea porque las empresas han aprovechado el teletrabajo para exigir más a sus trabajadores, o porque los propios empleados no saben cuando terminar la jornada laboral.

El resultado es que, el trabajo en remoto que ha proliferado durante la pandemia, lejos de mejorar las condiciones de vida del trabajador y la conciliación familiar y personal, lo que ha hecho es empeorarlas considerablemente, dando lugar a la cultura de “always on”, una tendencia que se intenta disfrazar de eficacia y productividad, pero que esconde una explotación laboral bastante evidente y perjudicial.

Las consecuencias de ese “estar siempre conectado” son muchas. La primera de ellas, y la que afecta directamente a los trabajadores es el estrés laboral, uno de los principales factores de riesgo para la salud física y mental de las personas. El agotamiento, la ansiedad, la depresión o incluso otro tipo de trastornos obsesivo-compulsivos comienzan a hacer mella en quien sufre esta situación. 

Consecuencia directa de lo anterior es un impacto directo para las empresas en la forma de baja productividad, falta de compromiso en el trabajo, mayor número de bajas laborales, presentismo, y la necesidad de mayor rotación de personal. Como se puede deducir, es un problema que afecta a todos y del que ya no es posible desentenderse.

Qué se considera estrés en el trabajo y qué consecuencias tiene

El estrés laboral se suele experimentar principalmente cuando las demandas del entorno de trabajo superan la capacidad de los trabajadores de lidiar con ellas. Esto quiere decir que el estrés se identifica con un estado de tensión tanto física como psicológica que surge cuando existe un desequilibrio entre las altas exigencias del ambiente de trabajo y las posibilidades del trabajador de responder adecuadamente a las mismas.

En un primer momento, los factores que desencadenaban el estrés se denominaban estresores. Posteriormente, han pasado a denominarse factores de riesgo psicosocial, un término que ha ganado más popularidad a partir de la norma ISO45003

El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) los define “como aquellas condiciones presentes en una situación laboral directamente relacionadas con la organización del trabajo y su entorno social, con el contenido del trabajo y la realización de la tarea y que se presentan con capacidad para afectar al desarrollo del trabajo y a la salud (física, psíquica o social) del trabajador. Así, unas condiciones psicosociales adversas están en el origen tanto de determinadas conductas y actitudes inadecuadas en el desarrollo del trabajo como de determinadas consecuencias perjudiciales para la salud y para el bienestar del trabajador”.

Los diferentes tipos de factores del riesgo psicosocial a los que está expuesto un trabajador depende en gran medida del tipo de organización y también de las características personales de cada uno. En este tipo de patología el componente individual y subjetivo juega un papel muy importante, ya que la personalidad del sujeto influirá en el nivel de estrés que cada persona sea capaz de soportar. Se puede reaccionar de manera diferente a una misma situación estresante, una persona puede desarrollar una patología mientras que otra, por el contrario, no. 

Por otro lado, los factores de riesgo psicosocial pueden dividirse en dos categorías: 

A) Los relacionados con las condiciones de trabajo: ambiente y equipo de trabajo, carga de trabajo (tanto a nivel cuantitativo como cualitativo), diseño de las tareas, ritmo de trabajo y horario laboral.

B) Los relacionados con la organización del trabajo: papel en la organización, cultura organizativa y funciones, desarrollo profesional, relaciones interpersonales en el trabajo y autonomía en la toma de decisiones.

Consecuencias de la cronicidad del estrés laboral

Cuando la exposición a los factores de riesgo se prolonga en el tiempo, es cuando se genera el estrés laboral crónico. Este puede dar lugar a diversas patologías que tienen efectos devastadores para la salud, tanto física como mental, del trabajador. 

Así, el estrés laboral continuado, además de contribuir a agravar los problemas de salud previos de algunos trabajadores, puede provocar, entre otras patologías: depresión, ansiedad, sentimientos de inseguridad, desgaste y agotamiento emocional (fatiga crónica), insomnio, enfermedades del aparato digestivo.

También puede causar enfermedades cutáneas y problemas cardíacos, falta de realización personal y profesional (efecto negativo en la autoestima personal, expectativas frustradas y manifestaciones de estrés a nivel fisiológico, cognitivo y conductual), abuso de alcohol o sustancias, y despersonalización (actitudes negativas hacia la empresa y el trabajo, como por ejemplo, irritabilidad o pérdida de motivación).

Por otro lado, las nuevas tecnologías propician la cronificación del estrés. Esto es así porque permiten que el trabajador sea contactado por el empresario en cualquier momento y en cualquier lugar fuera del horario y del lugar de trabajo. De esta manera, las nuevas tecnologías pueden llegar a provocar y de hecho están provocando la eliminación de la frontera entre tiempo de trabajo y de descanso, difuminando la línea que separa la vida personal de la profesional.

Por todo ello, en una sociedad en la que el estrés laboral crónico es la regla general para la mayoría de los trabajadores, es necesario crear entornos de trabajo más saludables que promuevan no solo la salud física sino también la salud mental, ya que, en última instancia, además de ser positivos para la salud del trabajador, resultan también más rentables para el empresario y para la sociedad en general. 

Para conseguirlo y salir de este modelo insalubre, es indispensable poner en práctica planes individualizados que se adapten a la realidad de cada organización y que también tengan en cuenta las características y las necesidades específicas de cada individuo, ya que no existe una única forma de gestionar el estrés que funcione en todos los contextos. En este sentido, Mindgram aboga por la democratización de la atención psicológica y el desarrollo personal en el entorno laboral, ayudando a empleados y empresas a construir un mejor equilibrio psicológico.

Entrevista a Gema Poveda – Identificación y gestión de las emociones. Autodescubrimiento

Gema Poveda es formadora y coach especializada en inteligencia emocional y facilitadora de mindfulness y lleva más de 10 años acompañando a personas que quieren descubrir el modo de calmar su mente, gestionar sus emociones y conocerse más a sí mismas.

En esta entrevista hemos querido preguntarle por temas relacionados con la identificación y gestión de las emociones, procesos de autodescubrimiento, y su perspectiva en otras áreas relacionadas con nuestro bienestar y el de nuestros seres queridos.

1. ¿Qué consejos le darías a una persona que quiere iniciar un viaje de autoconocimiento y aprender a gestionar sus emociones?

Mi primera recomendación sería que aprendiera a reeducar su mente, a calmarla, de tal manera, que sus pensamientos limitantes dejarán de dirigir su vida. De ese modo podría comenzar a escucharse, pero escucharse de verdad.

Soy consciente de que no es sencillo, pero únicamente acallando todo el ruido de nuestra mente, es como lograremos identificar nuestras emociones y elegir el modo de expresarlas. 

Además podremos conocer qué queremos y qué no queremos en nuestra vida. Y empezaremos a ver quiénes no somos y quiénes queremos llegar a ser.

A partir de ahí, podemos tomar acciones que nos permitan avanzar en esa dirección, en ser la mejor manifestación de nosotros mismos.

2. La práctica del mindfulness tiene unos beneficios más que demostrados. ¿Cómo podemos empezar a practicarlo?

La mejor manera es ir poco a poco, incorporando pequeñas acciones en nuestro día a día que nos permitan estar en esa Atención Plena tan necesaria, precisamente, para reeducar nuestra mente.

Podemos realizar actividades cotidianas de manera consciente, como ducharnos, sintiendo como cae el agua en nuestro cuerpo, o comer, saboreando cada alimento.

También podemos incluir la Meditación Formal en nuestra vida, como una práctica diaria, aunque sólo sea cinco minutos, si son veinte, mucho mejor, por supuesto, pero es preferible meditar cinco minutitos, a no hacerlo. Parar durante ese instante, es todo un regalo para nuestra salud, a todos los niveles. 

3. ¿Qué le aconsejarías a una persona que quiere calmar los momentos de estrés puntuales de su día a día?

Le recomendaría que respire, pero no como lo hacemos habitualmente, si no de manera consciente. 

Para tranquilizarnos en un momento puntual, como un examen, una reunión o una exposición en público, me gusta recomendar un ejercicio muy, muy sencillo: 

«Exhala todo el aire que hay en ti, vacíate por completo, después inhala profundo, sostén el aire tres segundos y exhala de nuevo».

Repite dos veces más y ¡A por ello!

Lo bueno de este ejercicio, además de ayudarnos a reducir los niveles de estrés y ansiedad, es que podemos realizarlo en cualquier momento, sin que nadie se de cuenta. 

Es recomendable practicarlo con los ojos cerrados, pero incluso podemos hacerlo con los ojos abiertos.

Este es un ejemplo, pero cualquier ejercicio que nos permita relajar mente y cuerpo nos ayudará y, ya que la respiración la tenemos tan a mano, aprovechémosla.

4. Alguna vez has mencionado nuestras “sombras”. ¿Puedes contarnos de qué se trata exactamente?

La Sombra es esa parte de nosotros que no conocemos, aquello que no vemos de manera consciente. 

No tiene por qué ser algo negativo, simplemente lo desconocemos, porque en un momento determinado de nuestra vida, decidimos guardarlo en un gran baúl y cerrarlo con llave, quizá porque pensamos que no nos convenía y  lleva tanto tiempo allí oculto, que lo hemos olvidado.

Pero el problema de la Sombra es que, al no conocerla, a veces se manifiesta de manera descontrolada, porque, ese desconocimiento, nos hace no tener recursos para manifestarla de un modo coherente.

Te voy a poner un ejemplo: imagina una persona que de pequeña aprendió que debía ser una «niña buena» y por tanto, jamás debía mostrar ira. Esta niña decide encerrar en el baúl esa parte de ella, sin ser consciente de que la ira, bien gestionada, es necesaria, como cualquier otra emoción. De adulta le genera problemas, porque no sabe «ponerse en su sitio» y cuando lo ha intentado ha sentido que se desbordaba emocionalmente.

Esa ira está en la sombra, es una desconocida, poniéndole luz, podrá aprender a gestionarla y utilizarla cuando lo necesite, de manera adecuada.

Es importante que recordemos que todo lo que somos es maravilloso, fascinante, bello y cuanto más nos conozcamos, más capaces seremos de valorarlo.

5. ¿Cómo podemos identificar estas sombras y llevarlas a la luz?

Haciendo un profundo trabajo de autoconocimiento. A medida que nos vamos conociendo, vamos descubriendo aspectos de nosotros. Cada vez que «vemos» algo que hasta entonces desconocíamos, le ponemos Luz, dejando de estar en la Sombra y pudiendo entonces gestionarlo y utilizarlo como parte de nosotros que es.

6. ¿Cómo podemos evitar dejarnos llevar por las circunstancias de una situación concreta y olvidar quienes somos y cuáles son nuestros objetivos en la vida?

Ese es el gran trabajo de nuestra vida, descubrir quienes somos. La vida nos traerá circunstancias que, aparentemente, nos sacarán de ese camino, pero realmente son experiencias que nos ayudan a seguir creciendo y avanzando. 

Las claves para continuar en ese camino y no dejarnos arrastrar por las circunstancias son la consciencia y la constancia.

Ser conscientes de absolutamente todo: de lo que pensamos, lo que decimos, lo que sentimos, en cada momento. Eso nos ayudará a seguir en nuestro centro.

Y constancia en las prácticas que decidamos realizar para ser cada día más consciente: meditación, atención plena, yoga, lenguaje positivo, lecturas, talleres, cursos, podcasts… Lo que elijamos para crecer y conocernos.

7. Según tu experiencia, ¿cuáles crees que son los pilares fundamentales para llevar una vida plena y feliz?

Pues realmente, creo que lo que coloquialmente se dice es bastante acertado. Los tres pilares serían: Salud, Dinero y Amor. Pero yo lo matizaría un poco.

Sobre la Salud, la OMS la define no solo como la ausencia de enfermedad, si no como el completo bienestar tanto a nivel físico, mental, como social, (añadiría emocional).

Para disfrutar de la Salud, hemos de cuidarnos a todos los niveles: cuidar nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestras relaciones y nuestras emociones.

Con respecto al Dinero, yo hablaría de abundancia, que es tan sencillo como sentir que tienes todo lo que necesitas. Cada cual ha de saber que es necesario en su vida para sentirse abundante y a partir de ahí enfocarse en aquello que quiere.

Y por último el Amor, que sin ninguna duda, es el pilar fundamental, por lo menos desde mi punto de vista y que implica:

  • Rodearnos de personas de las que suman. Esa red de seguridad que nos abraza cuando lo necesitamos. Esas personas con las que reír y llorar, hablar o disfrutar del silencio en compañía.
  • Amar profundamente lo que hacemos. Que nuestro trabajo sea una de nuestras pasiones. Como diría Confucio “Elige un trabajo que te apasione y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida”.
  • Y, por supuesto, amarnos a nosotros mismos. Y esto se va consiguiendo a medida que nos vamos conociendo. Porque amar a alguien a quien no conoces, no es nada sencillo.

8. A algunas personas les cuesta abrirse o compartir sus emociones con sus seres queridos. ¿Qué recomendaciones les puedes dar tanto a esas personas como a sus seres queridos?

Mi recomendación es: respeto.

No todo el mundo tiene facilidad para expresarse y habrá quien ni siquiera se plantee esa opción.

A los familiares les recomendaría que abrieran un diálogo, desde ese absoluto respeto. Dar opción a compartir, siempre que la otra parte esté en disposición. Presionar, en estos casos, suele producir el efecto contrario al deseado, es decir, que se cierren más aún.

Y a la persona en cuestión, si se lo plantea, es porque quizá quiera aprender a abrirse y compartir. En este caso le diría que comenzara descubriendo qué siente, cómo nombrar esas emociones y a partir de ahí, con absoluto respeto también hacía sí mismo y sus plazos, expresarse.

9. ¿Qué consejos les darías a los padres para que puedan ayudar a sus hijos o hijas a identificar y gestionar sus emociones?

Si algo tengo claro, es que educamos por lo que somos. Por tanto, lo mejor que podemos hacer para que nuestros hijos tengan una buena educación emocional, es reeducarnos a nosotros mismos, identificar y gestionar nuestras propias emociones.

Otra parte importante es la escucha activa, que nos permitirá observar en nuestros hijos aspectos que quizá ellos no sepan identificar y a partir de ahí, preguntarles qué sienten y ayudarles en ese descubrimiento.

10. Ahora que estamos cerca de las vacaciones de verano, ¿qué consejos darías para que las personas puedan desconectar, descansar, y mejorar su bienestar? 

Recomendaría 2 cosas:

  • Parar. Dejar el trabajo completamente a un lado hasta la vuelta. Aparcar las preocupaciones unos días. Dialogar con nuestra mente y decirle con firmeza que a la vuelta ya hablaréis.
  • Moverse. Hacer aquello que más nos apetezca en cada momento. Fluyendo, disfrutando de cada pequeño instante. Creo que las vacaciones es uno de los mejores momentos para fluir.

11. ¿Crees que las plataformas como Mindgram pueden ayudar a otras personas a mejorar su vida y ser más felices?

Por supuesto. De hecho me parece una suerte poder contar con plataformas de este tipo, que se dedican a cuidar nuestro bienestar a todos los niveles. Aportar contenido y prácticas que nos ayuden a bajar a tierra todo ese conocimiento, es lo que nos permite crecer y mejorar en todos los ámbitos.

Sobre Gema

Gema Poveda es formadora y coach especializada en inteligencia emocional y facilitadora de mindfulness.

Directora de El Secreto de Zoe, un espacio dedicado a mejorar el bienestar mental y emocional de las personas y a conocerse más a sí mismas, aportando herramientas para lograrlo. (Esta es su gran pasión y su nueva vida).

Aunque es docente de formación y vocación (Maestra en Educación Infantil), las circunstancias y un Máster en Contabilidad y Análisis financieros, la llevaron a ejercer profesionalmente como Directora Financiera y de Recursos Humanos durante casi 20 años. (Su antigua vida, a la que se siente profundamente agradecida).

En la actualidad ha logrado unir ambas vidas, impartiendo formaciones a empresas, dedicadas a mejorar el bienestar a distintos niveles (emocional, mental, social, laboral…) de las personas que las conforman.

Autocontrol emocional en el trabajo: ¿problema o solución?

Las emociones se intensifican en el lugar de trabajo y lograr el autocontrol emocional se hace cuesta arriba. Lo mismo lloras de felicidad tras conseguir ese ascenso que tanto te mereces, que te derrumbas al escuchar una crítica de tu jefa.

Las emociones no solo están en tu mente, también en tu cuerpo. Como cuando sudas al recibir ese correo electrónico o te ruborizas cuando tu compañera te elogia por algún logro. Es lo más natural del mundo y, sin embargo, la mayoría piensa que en el trabajo hay que controlar esas emociones. Porque “ya soy adulto” y “hay que ser profesional”.

Pero, ¿tiene que ser así? ¿Acaso dejamos de ser humanos en la oficina?

¿Profesionalidad? Claro, pero sin pasarse.

Si expresas tus emociones de forma descontrolada y poco asertiva, en efecto, te arriesgas a avergonzar a tus compañeros y a sentirte mal cuando pase el huracán. El descontrol a la hora de expresar ira, descontento o euforia puede sobrepasar los límites de los demás y crear un mal ambiente de trabajo.

Por ejemplo, las personas impulsivas que no contienen sus arrebatos de agresividad tienden a ser menos queridas en el equipo y paralizan el trabajo de los demás, ya que los compañeros les temen y evitan la interacción con ellas. Además, es imposible concentrarse ante esos estallidos emocionales, por lo que al final cae la productividad del equipo. No solo pasa con las expresiones de enfado; las carcajadas ruidosas del compañero producen el mismo efecto.

Por otro lado, muchas personas se ponen el traje de la indiferencia en el trabajo. Reprimen y empujan hacia adentro sus emociones. De hecho, esa idea de que “el cliente es el que manda” ya revela que los trabajadores pasan a un segundo plano y que, por lo tanto, lo que puedan sentir está de más.

Esto es evidente en los equipos de atención al cliente, donde la persona que atiende está obligada a contener sus sentimientos, y el cliente parece ser el único que puede expresarlos (a menudo, enfado y frustración). Esto explica la enorme rotación de empleados en estos equipos.

Cuando ponemos cara de póker ante la constante vulneración de nuestros límites en el trabajo (las broncas del jefe, la entrometida de turno, las burlas de tu compañero…), estamos guardando las emociones en un cajón. Aparentamos indiferencia, pero por dentro sentimos emociones desagradables que necesitamos sacar de algún modo. Y como no podemos hacerlo en el trabajo, acabamos desfogándonos en casa o ahogando las penas en el bar de la esquina, lo que muchas veces se traduce en violencia doméstica y adicciones.

Por eso, más que controlar las emociones, hay que gestionarlas.

La clave es la gestión emocional

No se pueden gestionar las emociones cuando las reprimes o no las entiendes del todo. Si no te das espacio para sentirlas e identificarlas, acabas desconectándote de ellas, sin saber lo que te pasa. Esto, además, tiene un efecto devastador en la comunicación con los demás. Si no expresas tus emociones en el trabajo, te acabas cerrando a los demás, cuando precisamente lo que necesitamos son relaciones auténticas basadas en la sinceridad.

En cambio, si te limitas a poner cara de póker, estás dejando que los abusos se repitan cada vez más. Si no eres capaz de decirle a alguien que está cruzando tus límites, esa persona seguirá pensando que todo va bien. Y, mientras tanto, tú acabas sintiéndote cada vez peor.

Cualquier psicólogo de empresa actualizado te aconsejaría aprender a gestionar tus emociones, sin reprimirlas. Las emociones son una fuente de información muy valiosa: te indican si te están haciendo daño, si todo va bien… pero también te dicen qué necesitas. Las emociones indican si hay una necesidad satisfecha o insatisfecha. Si la emoción es positiva, quiere decir que has cubierto una necesidad. Pero si es negativa, tienes que preguntarte qué sientes exactamente y qué necesidad hay detrás de ese sentimiento.

Al observar las emociones desde el prisma de las necesidades, llegas a la conclusión de que, en realidad, no hay emociones malas. Simplemente, están ahí para decirte algo e invitarte a reflexionar de algún modo.

A veces está claro. Por ejemplo, si te enfadas cuando alguien ha sido injusto contigo, normalmente sabes que te están haciendo daño, que necesitas que escuchen tu versión de los hechos o que tal vez tienes que cambiar ciertas cosas. Pero hasta las emociones menos claras, como los celos que sientes hacia alguien, pueden indicar que no te valoran lo suficiente o que debes trabajar tu autoestima. Sabiendo esto, te puedes fijar metas y utilizar esta emoción como un potente motor de cambio.

Vale. Entonces, ¿cuándo hay que controlar las emociones?

Aunque el autocontrol emocional también tiene su lugar

Sobre todo, cuando sientes que las emociones te desbordan y dificultan la comunicación, o cuando te consumen y no resulta apropiado para la situación. En estos casos, lo mejor es pedir ayuda y aprender a gestionarlas, por ejemplo, asistiendo a terapia o tomando algún curso. También es muy importante averiguar qué cosas te ayudan a calmarte: hacer deporte, hablar con alguien, abrazar a un ser querido…

Si, a diario, nos vemos muy desbordados y reaccionando intensamente a los acontecimientos, es importante recordar que el nivel de relajación que necesitas debe adecuarse al nivel de tensión que sufres. Cuanto mayor sea la tensión, más profunda debe ser la relajación. Así que, si pasas muchos nervios en el trabajo, puede que necesites algo más que un paseo por el parque para desconectar. A lo mejor, también te vendría bien hacer yoga, apuntarte a un gimnasio o realizar otra actividad que te renueve.

Seguridad psicológica en los equipos: ventajas y cómo conseguirla

El capital humano es el recurso más preciado en una empresa. Si las organizaciones no ponen atención a su seguridad psicológica psicológico, su motivación y rendimiento se verá afectado. 

Para evitar que aparezcan problemas psicológicos en los equipos es necesario trabajar en materia de prevención y mejorar la seguridad psicológica. 

En este artículo hablamos de qué es exactamente la seguridad psicológica, cómo crearla y cuáles son sus principales ventajas.

 

¿Qué es la seguridad psicológica?

 

La seguridad psicológica en el entorno laboral es la sensación de bienestar y confianza que nos produce saber que nuestros actos y acciones no tendrán reacciones negativas por parte del resto de personas del equipo.

Saber que si nos equivocamos, no nos van a juzgar ni vamos a sentir vergüenza; si pedimos ayuda, nuestros compañeros nos ayudarán; si hacemos un buen trabajo, el resto del equipo se alegrará.

Un ambiente seguro psicológicamente es aquel en el que cualquier persona puede exponer libremente sus ideas, preguntas, sentimientos, preocupaciones, errores y aprendizajes sin sentirse juzgada o humillada.

 

¿Existe seguridad psicológica en nuestros equipos?

 

Puede que no sea sencillo identificar el grado de bienestar psicológico en un equipo. Y, cuantas más personas conformen el equipo, más difícil será.

Es más fácil identificar la carencia de seguridad psicológica que identificar su presencia. Estos son algunos de los indicadores que demuestran la carencia de seguridad psicológica en una empresa:

  • Baja participación – Si hay una baja participación en las reuniones a la hora de aportar ideas o dar opiniones, es posible que exista miedo a expresarse libremente y a ser juzgados.
  • Poca comunicación – Cuando entre los propios miembros del equipo existe muy poca comunicación, y esta comunicación está casi limitada a asignación de tareas, es probable que no exista un alto nivel de confianza. Para que se cree confianza en un equipo deben existir momentos de charla y debate de ideas, tanto para comentar asuntos de trabajo como personales.
  • Ambiente hostil – Si se percibe hostilidad y un ambiente enrarecido en el entorno laboral, las personas del equipo no se comunicarán libremente por miedo a ser juzgadas. 
  • Se señalan los errores – Está bien hacer ver los errores siempre y cuando se tomen como aprendizaje. Cuando se señalan los errores y se critican se rompe la confianza en el equipo y aumenta el miedo a pensar nuevas ideas y a experimentar.

 

 5 ventajas de trabajar en la seguridad psicológica

 

Trabajar en mejorar la seguridad psicológica en los equipos tiene muchas consecuencias positivas para cualquier empresa. A continuación vemos las principales ventajas de preocuparse por el bienestar mental de las personas de tu equipo.

 

 1. Ambiente de trabajo positivo

Al mejorar la seguridad psicológica en una empresa se consigue un clima de confianza en el que cualquier persona se siente libre de expresar opiniones e ideas sin temor a ser juzgados. 

Esto ayuda a generar un ambiente de bienestar y de apoyo entre compañeros que hace que las personas se sientan bien en su puesto de trabajo.

 

 2. Compromiso laboral

Si los miembros del equipo se sienten seguros y protegidos es más fácil para ellos participar más en todos los procesos laborales: en reuniones, abordando problemas, trabajando en proyectos, o simplemente interactuando con otras personas del equipo o clientes.

Además, los equipos de trabajo comprometidos están más conscientes en su trabajo, se distraen menos y aumenta su rendimiento – lo que a su vez aumenta su confianza.

 

3. Bienestar de los equipos

Un ambiente de trabajo psicológicamente seguro tiene un impacto importante en la salud mental y el bienestar general del equipo. Las personas que se sienten bien tendrán un mejor rendimiento y se reducirán sus niveles de estrés.

A su vez, el bienestar influye en nuestra comunicación con otras personas. Si una persona se siente bien, se comunicará de forma más amable y cercana que otra que goce de un mal estado de bienestar.

 

 4. Retención y captación del talento

Cuando los miembros del equipo se sienten seguros y con buena salud mental se reduce el riesgo de que quieran abandonar la empresa. Si perciben que su organización se preocupa por su seguridad psicológica es probable que quieran seguir trabajando ahí.

Una empresa que pone interés en el bienestar de sus equipos también será más atractiva para el talento externo.

 

5. Mejora en la creatividad

Si las personas del equipo no tienen miedo a expresar sus ideas y a experimentar, se sentirán motivadas a seguir aportando y aprendiendo para el beneficio común de la organización.

Cuando se fomenta la creatividad y la innovación, se crea un ambiente de trabajo dinámico en el que las ideas fluyen y las personas trabajan motivadas. 

Cómo crear seguridad psicológica en tu organización 

Ya hemos visto cómo identificar la carencia de seguridad psicológica y las principales ventajas de trabajar este aspecto. Ahora vamos a ver algunos consejos para conseguir que tu equipo goce de una buena seguridad psicológica y bienestar emocional.

La creación de un ambiente de trabajo psicológicamente seguro está muy relacionado con la confianza y la comunicación. Estos son algunos aspectos a trabajar para conseguir seguridad psicológica en los equipos:

 

  • Objetivos comunes – Ser muy claros con los objetivos que la empresa debe alcanzar conjuntamente. Las victorias y los problemas se comparten a nivel de equipo y no se puede ridiculizar ni juzgar a quien se equivoque.
  • Construir confianza – La confianza se mejora mediante la comunicación honesta, transparente y libre de juicio. Tener seguridad para comunicarse libremente aumenta la confianza del equipo en sí mismos y en los demás miembros.
  • Valorar lo positivo – Poner en valor cuando las cosas se hacen bien y dar ejemplos de tareas bien hechas, objetivos cumplidos o buenas comunicaciones ayuda a ver los objetivos que se deben alcanzar. También ayuda a identificar las buenas prácticas para seguir haciéndolas.
  • Reconocer y compartir fallos – Se debe intentar eliminar el miedo a identificar errores, tanto propios como ajenos, y trabajar en la solución de los mismos como equipo. Si los miembros de los equipos saben que tienen el respaldo de sus compañeros para pedir ayuda sin ser juzgados, su bienestar individual como el de la empresa mejorará.   
  • Fomentar el sentimiento de pertenencia – Si se consigue que las personas se sientan parte de algo común y no que simplemente trabajan para la organización, se compartirán valores, objetivos, y aumentará su confianza.

Otro elemento fundamental a la hora de proporcionar seguridad psicológica a los equipos es contar con las herramientas necesarias para cuidar su bienestar y salud mental. Solicita ahora una demo de 14 días gratuita a Mindgram y descubre cómo podemos ayudar a tu organización

Webinar – Liderazgo emocional, clave en la salud y motivación de los equipos

La figura del líder es clave en la cultura de bienestar de cualquier organización.

El liderazgo, visto desde un enfoque emocional, puede ayudar a motivar a los equipos y actuar como elemento de protección ante problemas emocionales.

Este webinar en directo será impartido por Jonathan García-Allen, Director de Comunicación en Psicología y Mente.

Abordará la figura del líder en la cultura de bienestar de una empresa, el liderazgo y la inteligencia emocional, el impacto del líder en la salud de su equipo y la relación entre salud laboral y motivación.

Además, habrá un tiempo dedicado a preguntas y respuestas al final.

Reserva tu plaza ahora para aprender sobre el liderazgo emocional y ayudar a mejorar el bienestar y la motivación de tu equipo.

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