Preocuparse por las personas
Raúl
García Díaz
Es habitual escuchar en las formaciones sobre productividad personal o sobre gestión del tiempo, que preocuparse es una pérdida de tiempo. Yo mismo lo he argumentado utilizando una lógica aplastante: el prefijo pre significa antes de, por lo tanto, preocuparnos es lo que hacemos antes de ocuparnos por lo que es algo totalmente inútil; así que dejémonos de pre-ocuparnos y ocupémonos de las tareas que tenemos que hacer. Y, desde mi punto de vista, este razonamiento es totalmente cierto. En ocasiones no paramos de dar vueltas a ciertas tareas que debemos realizar, pero lo único que conseguimos así es bloquearnos y aplazar el complicado momento de ocuparnos de ellas. Y esto puede deberse a numerosas causas: porque no nos apetecen, porque no sabemos por dónde empezar, porque somos unos procrastinadores empedernidos o por lo que sea. Pero esto de ocuparse en vez de preocuparse es válido con las tareas a realizar, no con las personas. Porque las personas no son tareas, son personas y merece la pena preocuparse por ellas.
Cuando una persona te preocupa significa que te importa, que esa persona es importante para ti. Si no fuera importante te daría igual y no te preocuparías en absoluto. Por lo tanto, preocuparte por las personas que te rodean significa que estás rodeado por personas que son importantes para ti, que son significativas para ti. Tener relaciones sociales significativas es clave para cualquier persona. Así que si no te preocupas por nadie, empieza a mirártelo.
Pero además, preocuparte por alguien tiene un impacto crucial en la persona por la que te preocupas. Y esto, no solo desde el punto de vista humano, sino también desde el punto de vista profesional, es clave. Como profesional tener la capacidad de preocuparte por las personas que trabajan contigo es esencial, ya que realmente transmitirás a esas personas lo importantes que son para ti y lo importante que es para ti que estén bien física, mental y emocionalmente. La preocupación entre compañeros, la preocupación de un responsable por cada persona que compone su equipo, incluso, la preocupación por tu responsable directo o por el jefe de tu jefe es lo que diferencia las organizaciones humanas de las que no lo son. Trabajar con personas que se preocupan por ti, te hace sentir que perteneces a un equipo, que eres un eslabón importante, que no eres uno más. Sentir que se preocupan por ti, demuestra que importas.
Y no me refiero a esa falsa preocupación del que te dice lo que tienes que hacer, o lo que no tenías haber hecho, o lo que deberías pensar, o lo que deberías dejar de pensar… Me refiero a la preocupación basada en la empatía, en el respeto y en la comprensión del otro, aunque el otro actúe y piense de una manera contraria a la mía. La preocupación honesta del que pregunta en el pasillo: ¿qué tal? Y se queda esperando una respuesta sincera sin aceptar el típico bien como respuesta. El que sabe de una dificultad por la que estás pasando y no trata de aleccionarte, sino de escucharte y de comprenderte sin tratar de solucionarte la vida.
El término preocuparse tiene diferente significado cuando se aplica a las tareas que tenemos que hacer, o cuando se aplica a las personas que nos rodean. Muchas veces no podemos ocuparnos de solucionar las situaciones que viven las personas, muchas veces no tenemos ni el derecho ni el permiso para hacerlo. Pero lo que sí podemos hacer es preocuparnos por ellas, acercarnos y hablar, preguntar sin juzgar, comprender sin aleccionar. Porque a las personas, preocuparnos las unas de las otras, nos hace más personas.
Gracias por leer.
Raúl García Díaz es Content Manager en Mindgram
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