Efectos del estrés laboral en los trabajadores
Laura
Mulatero
El estrés laboral se ha convertido en uno de los principales problemas de la población trabajadora. Según el estudio más reciente de Cigna, COVID-19 Global Impact, un 74% de los trabajadores españoles viven siempre conectados al trabajo. Esto implica serios problemas para desconectar de las obligaciones laborales, ya sea porque las empresas han aprovechado el teletrabajo para exigir más a sus trabajadores, o porque los propios empleados no saben cuando terminar la jornada laboral.
El resultado es que, el trabajo en remoto que ha proliferado durante la pandemia, lejos de mejorar las condiciones de vida del trabajador y la conciliación familiar y personal, lo que ha hecho es empeorarlas considerablemente, dando lugar a la cultura de “always on”, una tendencia que se intenta disfrazar de eficacia y productividad, pero que esconde una explotación laboral bastante evidente y perjudicial.
Las consecuencias de ese “estar siempre conectado” son muchas. La primera de ellas, y la que afecta directamente a los trabajadores es el estrés laboral, uno de los principales factores de riesgo para la salud física y mental de las personas. El agotamiento, la ansiedad, la depresión o incluso otro tipo de trastornos obsesivo-compulsivos comienzan a hacer mella en quien sufre esta situación.
Consecuencia directa de lo anterior es un impacto directo para las empresas en la forma de baja productividad, falta de compromiso en el trabajo, mayor número de bajas laborales, presentismo, y la necesidad de mayor rotación de personal. Como se puede deducir, es un problema que afecta a todos y del que ya no es posible desentenderse.
Qué se considera estrés en el trabajo y qué consecuencias tiene
El estrés laboral se suele experimentar principalmente cuando las demandas del entorno de trabajo superan la capacidad de los trabajadores de lidiar con ellas. Esto quiere decir que el estrés se identifica con un estado de tensión tanto física como psicológica que surge cuando existe un desequilibrio entre las altas exigencias del ambiente de trabajo y las posibilidades del trabajador de responder adecuadamente a las mismas.
En un primer momento, los factores que desencadenaban el estrés se denominaban estresores. Posteriormente, han pasado a denominarse factores de riesgo psicosocial, un término que ha ganado más popularidad a partir de la norma ISO45003
El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) los define “como aquellas condiciones presentes en una situación laboral directamente relacionadas con la organización del trabajo y su entorno social, con el contenido del trabajo y la realización de la tarea y que se presentan con capacidad para afectar al desarrollo del trabajo y a la salud (física, psíquica o social) del trabajador. Así, unas condiciones psicosociales adversas están en el origen tanto de determinadas conductas y actitudes inadecuadas en el desarrollo del trabajo como de determinadas consecuencias perjudiciales para la salud y para el bienestar del trabajador”.
Los diferentes tipos de factores del riesgo psicosocial a los que está expuesto un trabajador depende en gran medida del tipo de organización y también de las características personales de cada uno. En este tipo de patología el componente individual y subjetivo juega un papel muy importante, ya que la personalidad del sujeto influirá en el nivel de estrés que cada persona sea capaz de soportar. Se puede reaccionar de manera diferente a una misma situación estresante, una persona puede desarrollar una patología mientras que otra, por el contrario, no.
Por otro lado, los factores de riesgo psicosocial pueden dividirse en dos categorías:
A) Los relacionados con las condiciones de trabajo: ambiente y equipo de trabajo, carga de trabajo (tanto a nivel cuantitativo como cualitativo), diseño de las tareas, ritmo de trabajo y horario laboral.
B) Los relacionados con la organización del trabajo: papel en la organización, cultura organizativa y funciones, desarrollo profesional, relaciones interpersonales en el trabajo y autonomía en la toma de decisiones.
Consecuencias de la cronicidad del estrés laboral
Cuando la exposición a los factores de riesgo se prolonga en el tiempo, es cuando se genera el estrés laboral crónico. Este puede dar lugar a diversas patologías que tienen efectos devastadores para la salud, tanto física como mental, del trabajador.
Así, el estrés laboral continuado, además de contribuir a agravar los problemas de salud previos de algunos trabajadores, puede provocar, entre otras patologías: depresión, ansiedad, sentimientos de inseguridad, desgaste y agotamiento emocional (fatiga crónica), insomnio, enfermedades del aparato digestivo.
También puede causar enfermedades cutáneas y problemas cardíacos, falta de realización personal y profesional (efecto negativo en la autoestima personal, expectativas frustradas y manifestaciones de estrés a nivel fisiológico, cognitivo y conductual), abuso de alcohol o sustancias, y despersonalización (actitudes negativas hacia la empresa y el trabajo, como por ejemplo, irritabilidad o pérdida de motivación).
Por otro lado, las nuevas tecnologías propician la cronificación del estrés. Esto es así porque permiten que el trabajador sea contactado por el empresario en cualquier momento y en cualquier lugar fuera del horario y del lugar de trabajo. De esta manera, las nuevas tecnologías pueden llegar a provocar y de hecho están provocando la eliminación de la frontera entre tiempo de trabajo y de descanso, difuminando la línea que separa la vida personal de la profesional.
Por todo ello, en una sociedad en la que el estrés laboral crónico es la regla general para la mayoría de los trabajadores, es necesario crear entornos de trabajo más saludables que promuevan no solo la salud física sino también la salud mental, ya que, en última instancia, además de ser positivos para la salud del trabajador, resultan también más rentables para el empresario y para la sociedad en general.
Para conseguirlo y salir de este modelo insalubre, es indispensable poner en práctica planes individualizados que se adapten a la realidad de cada organización y que también tengan en cuenta las características y las necesidades específicas de cada individuo, ya que no existe una única forma de gestionar el estrés que funcione en todos los contextos. En este sentido, Mindgram aboga por la democratización de la atención psicológica y el desarrollo personal en el entorno laboral, ayudando a empleados y empresas a construir un mejor equilibrio psicológico.
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