Apoyo ante el despido

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Laura
Mulatero

Contar con apoyo ante el despido se ha revelado como algo muy importante. Las personas que se tienen que enfrentar a un despido, por lo general, atraviesan un mal momento durante el proceso. Además, al perjuicio económico que la situación conlleva, se suma también en muchos casos un perjuicio social asociado al prestigio y la valía personal.

Este cúmulo de circunstancias derivadas de un despido pueden realmente hundir a una persona si no tiene el suficiente apoyo a su alrededor. Y no solo se trata de apoyo familiar, que también, sino de contar con profesionales del área de la psicología que puedan ayudarle a atravesar ese momento que está viviendo.

Ya sea a través de terapia o consulta psicológica, quien recibe la noticia de un despido va a atravesar necesariamente varias fases parecidas a las del duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Para que la persona no se quede estancada en una de estas fases, contar con apoyo psicológico es esencial.

Qué hacer ante el fin de una relación laboral

Ni que decir tiene que por un despido no se acaba el mundo ni la vida de una persona, por lo tanto, lo primero sería desdramatizar la situación. Lo más probable es que dicha persona encuentre otro empleo tarde o temprano, ahora bien, el shock de la noticia no debería impedir que se cuente con toda la información de los pasos a seguir.

Dejando a un lado de si se trata de un despido procedente o improcedente y las acciones que se hubieren de llevar a cabo en cada caso. A nivel emocional, conviene evitar hablar constantemente de la situación con todo el mundo y tratar de no rodearse todo el tiempo de personas que están en la misma situación.

El objetivo de este consejo es evitar la retroalimentación negativa que se produciría en estos casos. Y es que afrontar un despido no siempre es fácil, pero puede ser más llevadero si se siguen una serie de consejos como los que se detallan a continuación. 

1. Aceptar el duelo

La pérdida, sea del tipo que sea, produce consecuencias a nivel psicológico, por lo tanto, el proceso de duelo no solamente se puede aplicar a la muerte de un ser querido o una ruptura sentimental, sino también a una situación de despido laboral. Un despido trae consigo un cambio importante, y el ser humano tiende a resistirse a los cambios.

A ese miedo al cambio se le unen dificultades financieras, tristeza por dejar a los compañeros, rabia por la injusticia producida y un sinfín de emociones que pueden llevar a una persona a un callejón emocional sin salida. Por este motivo, aceptar la experiencia de la pérdida del trabajo es el primer paso para poder seguir adelante con la propia vida.

2. No tomarlo como algo personal

Un despido puede darse por muchos motivos, no obstante, sea la razón que sea que la empresa haya argumentado, no hay que tomarlo como algo personal. Una cosa es la función o funciones que un trabajador desempeña en un puesto determinado y otra cosa es su valía personal. La autoestima ha de quedar siempre a salvo.

Cada persona cuenta con una serie de competencias o talentos individuales, que seguramente encajen en otra organización, otro tipo de empleo u otra visión profesional. Con estas herramientas intactas se podrá buscar un nuevo futuro. Si no se consiguen ver estos dones personales, la terapia psicológica es una buena ayuda para conseguirlo.

3. No caer en comportamientos vengativos

Cuando se trate de un despido injusto, es normal sentir resentimiento, frustración, impotencia y rabia, pero en estas situaciones es mejor apelar a la objetividad. Tras valorar qué es lo que puede haber sucedido, hay que mantener la calma y la mente clara para poder reclamar si fuera preciso lo que convenga y salvaguardar los propios intereses.

Dejar que las emociones campen a sus anchas no solo puede nublar el buen juicio y hacer que una persona diga o haga algo que le perjudique, sino que también, impedirá que sea capaz de ver con claridad la situación para tomar las decisiones más apropiadas. Una persona cegada por la venganza probablemente no repare en asuntos legales que son más importantes.

4. Mantener una actitud positiva

Aunque el despido no es una situación agradable, es algo que no se puede evitar que suceda, por lo que, si se da la situación lo mejor es no perder de vista otras opciones.  Mantener una actitud positiva para poder adaptarse al cambio lo antes posible es una buena decisión. Eso sí, aceptando las emociones del momento, sin negarlas o reprimirlas.

Se puede sentir la tristeza, la impotencia o cualquier otra emoción incómoda al mismo tiempo que se mantiene la visión en el futuro, sabiendo que esta situación pasará y que en poco tiempo se encontrará un empleo mejor o una situación de vida más favorable. Por tanto, dar cabida a las emociones es necesario, pero sin engancharse a ellas.

5. Reinventarse para aprovechar el cambio

Aunque el primer impacto ante un despido es difícil de manejar, en lugar de dejarse abatir por el shock de la noticia, se puede dar la vuelta a la situación convirtiéndola en una nueva oportunidad. Puede que sea la puerta hacia un empleo más satisfactorio a nivel personal o un modo de crecer tanto en el plano personal como laboral.

A pesar de las dificultades económicas que habría que contemplar (no es lo mismo quedarse sin empleo y sin ingresos, que poder cobrar la prestación por desempleo mientras se busca la forma de reencontrar el rumbo), siempre hay que mantener una actitud asertiva y aprovechar el cambio para construir algo mejor.

6. Prepararse para el siguiente paso

Al menos durante unos días, conviene pararse y ser consciente de cuáles son las propias fortalezas, de este modo se podrá buscar un trabajo que encaje con el perfil profesional y personal que se posea. Hecho esto, conviene elaborar un buen CV y anotarse a los servicios públicos de empleo y webs privadas de ofertas de trabajo.

En este punto conviene ser una persona proactiva, no perder el ánimo y moverse, en lugar de quedarse lamentando por lo sucedido. Si cuesta hacerlo, lo mejor es acudir a terapia psicológica que ofrezca apoyo ante el despido. Hay veces que se necesita ayuda y es importante reconocerlo y atreverse a pedirla.

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